Martín García Barbadillo

Plaza Mayor

Martín García Barbadillo


Solo para perros

28/12/2020

Según informó la pasada semana este periódico, el Ayuntamiento se dispone a crear diez zonas de esparcimiento canino, es decir, parques para perros, en la ciudad. Es un buena noticia para los canes, por supuesto, y para sus dueños, aunque en estos tiempos políticamente correctos quizás sería mejor llamarles responsables humanos o algo así. Al parecer, estos parques de, digamos, uso exclusivo para perros estarán cerrados cuando se ubiquen en zonas con edificios alrededor y marcados con unas estacas en áreas como La Quinta o el Castillo. Contarán además con todo lo necesario para sus usuarios, es decir, dispensadores de bolsas para la recogida de excrementos. 
Esta ordenación de los parques es una buena noticia también para los habitantes de la ciudad que no somos un perro ni lo tenemos y aborda un asunto importante: la utilización del espacio público. En concreto, los parques y jardines constituyen un hecho diferencial de esta ciudad y este país respecto a otros. Por resumir, aquí están para mirarlos y punto; son una especie de lugares sagrados inaccesibles. Desde pequeños nos clavan en el subconsciente la idea de que el jardín no se pisa; se nos repite como un mantra asociado a comportamientos incívicos. Y no me refiero a los jardincillos de 20 metros cuadrados con flores en medio que se pueden ver en algunas calles, sino a grandes extensiones de hierba que hay en plazas y parques que, simplemente, nadie usa excepto, hasta ahora, los perros para hacer lo suyo, claro.
A poco que uno haya viajado por ahí, habrá visto parques llenos de gente tirada al sol, almorzando en el descanso laboral de mediodía, jugando al fútbol con los niños, haciendo picnic o descansando sin zapatos sintiendo el frescor de la hierba en las plantas de los pies. Pero aquí no. Aquí hemos preferido abandonar estos rincones que emulan a la naturaleza en la ciudad por una mezcla de prejuicios y complejos. 
Aprovechando la iniciativa de los parques caninos, el Ayuntamiento podría colocar unas señales en el resto de zonas verdes de la ciudad indicando que, por un lado, son de uso exclusivo para humanos y que, además, se pueden utilizar sin miedo a que los dioses lo fulminen a uno. Para eso están, o deberían. Yo, por si acaso, voy preparando mi cesta de picnic. Salud y alegría.