Salvador de Foronda

Diez Mil Preguntas

Salvador de Foronda


Hasta aquí hemos llegado

29/10/2020

En política, el tiempo no existe por sí mismo, más bien marca intervalos temporales entre sucesos acontecidos atrás. Esos sucesos y palabras son la causa del «hasta aquí hemos llegado». No fue solo una frase para Abascal, también tenía otro destino. Retumbó en el hemiciclo y penetró en los oídos de todos aquellos que han puesto en entredicho el liderazgo de Pablo Casado o de aquellos que han vinculado su pasado a tiempos de corruptelas codiciosas o de militantes no aceptados. Los que conocen bien los discursos políticos saben que un discurso adornado con metáforas sin trascendencia no dice nada, no expresa el carácter y las intenciones de quien habla. No es el muñeco de Esperanza Aguirre, ni representa a esa derechita cobarde, representa a un espacio político con rumbo y sentido. 

Hizo y dijo lo mismo que el primer presidente de las Cortes, Antonio Hernández Gil, «el pasado no me ata». La mayor crisis política de España le ha otorgado un espacio de libertad, para posicionarse, donde siempre ha querido estar y que las circunstancias no le han dejado. Era obligatorio dar ese salto y establecerse. Es cierto que la derecha ha saltado por los aires y no es menos cierto que, tarde o temprano, todos sabíamos que esto sucedería. Con este pensamiento subió a la tribuna de oradores y lo hizo como jefe de un Partido Político y bajó siendo líder. La oposición no debe formar parte de ese espacio donde la izquierda le ha derivado, donde no tienen cabida ni razón de existencia los partidos políticos con ideas iguales, parecidas y opuestas.

Se ha abierto otro camino diferente. Y eso debe de llevarnos a una reflexión, lugar de encuentro del pasado, para entender que solo 176 escaños dan la gobernabilidad, objeto de la oposición. Este partido de centro y europeísta, no debe ser una formación testimonial y cabizbaja; es la única alternativa de todos aquellos que buscan ser parte de una España constitucionalista enmarcada en el centro del espacio político, independientemente de ideologías, ideas y de pasado. Ahora falta ponerlo en marcha y eso conlleva una reflexión y una organización que desarrolle todo aquello que piensa. Pero no lo haga con un grupo fácil, no te harán crecer. Busca aquel espacio donde sean altas las exigencias y las expectativas, es allí donde reside el éxito.

El camino no es fácil, pero es apasionante.