Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


Exclusión

21/03/2022

La pregunta a responder era si en el primer mundo, en el nuestro, existe la posibilidad de exclusión o si ésta queda restringida a territorios más desfavorecidos. Así lo planteó mi buen amigo Pepe en las jornadas conmemorativas del 25 aniversario de Voces Para Latinoamérica, ONG impulsada por él que lleva justamente ese tiempo trabajando en el tercer mundo ayudando a niños de la calle y personas en exclusión en Colombia, Chile, Perú y Bolivia.    

Aquí creemos que estamos bien, no tenemos exclusión ¿o sí tenemos? Vivimos en un mundo democrático, justo, sin desigualdades, solidario, con buena sanidad pública, buen sistema de pensiones, equilibrado sistema tributario, educación de calidad y oportunidades de trabajo para todos. ¿O no? Pues me temo que la respuesta es no. 

Vivimos en un mundo dominado por el dinero, en una dictadura del entramado financiero internacional en un contexto aparentemente ideal, pero en el que tan sólo el movimiento de uno de esos dictadores sostenido y amparado por los oligarcas de su país ha puesto en jaque a toda Europa. Y Europa, de momento, hace la guerra tratando de asfixiar lo que sostiene a ese poder, que son sus finanzas. El precio, miles de muertos y millones de desplazados. 

En 1948 se proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en 2022 esos derechos se siguen pisoteando. Hemos avanzado mucho en muchos aspectos en esos años, pero la historia demuestra que ningún logro es definitivo, que el mundo dominado por las finanzas no tiene alma, que a día de hoy si eres poderoso puedes invadir un país, que la injusticia y la exclusión no son patrimonio del tercer mundo sino que habitan entre nosotros. Y tiende a ir a más. 

Aquí adelgazamos servicios públicos debilitándolos, apelando con hipocresía a la libertad de elección para que elijan los que pueden financiar sus elecciones, y a eso lo llaman democracia. 

¡Indignaos!, nos gritó Stéphane Hessel, pero hacerlo pacíficamente, con la palabra, el argumento, y la honestidad por bandera. ¡Indignaos y despertad!, no permitamos recortes en lo público ni en derechos humanos. 

Doy gracias a esas Voces que desde su trabajo, generosidad y experiencia espolean nuestra somnolienta autocomplacencia.