Tarde o temprano, los centros de salud tendrán que volver a recibir a sus pacientes, aunque algún tipo de atención telefónica haya llegado para quedarse. La telemedicina podrá ser complementaria, pero dudo que pueda sustituir a la atención presencial y la vista, tacto y olfato de los profesionales sanitarios. Es curioso, por no definirlo de otra manera, que hace décadas la administración decidiera que la Atención Primaria debía ser la base robusta de la Sanidad Pública y sin embargo, haya dejado que las jubilaciones y la fuga de profesionales de la medicina y la enfermería a otras comunidades, o incluso a otros países, pongan al descubierto las carencias del sistema. Y dejando en el paciente la sensación de que los pilares de esa Sanidad descansan sobre arenas movedizas. 

Si no es así, alguien en la Junta debería explicarlo, y algo mejor de lo que lo están haciendo con las restricciones para bajar la incidencia de la covid. En una crisis como esta, son tan importantes las decisiones que se toman como el modo en el que se comunican a la ciudadanía. En una misma semana, el Gobierno regional ha apostado por prorrogar cierres, por abrir un poco la mano y permitir terrazas, por mantener la limitación de reuniones a tres personas y por aumentarla a seis. Decía el otro día el codirector de Atapuerca José María Bermúdez de Castro que quizá no estemos contando bien lo relacionado con esta pandemia y de ahí tanto incumplimiento y negacionismo. 

A estas alturas, nadie se libra del cansancio que ha provocado la situación, de ahí que sea imprescindible explicar con rigor y coherencia cada decisión y dejar claros cuáles son los criterios que las fundamentan. Y cuando la pandemia no esté en el centro de todas las decisiones, volver a trabajar en que los centros de salud sean lo que se supone que tienen que ser. También el del Silo, que tendría que estar abriendo sus puertas a estas alturas de 2020 -la hemeroteca es lo que tiene- y que lleva más de un año solo en el chasis. Eso también requiere una explicación.