La crítica hoy es unánime a favor de Zidane. El francés, que ha levantado al Madrid de los escombros para mantenerlo vivo en Champions y Liga, acapara elogios tras la victoria en el Clásico y el pase a ‘semis’ en Europa con Nacho, Militao o Valverde siendo claves. Zizou ya conquistó tres Orejonas como técnico blanco. La flor de Zidane, decían. Ahora quiere la Decimocuarta y sus jugadores parecen por la labor. Todo apenas unos meses después de estar en el alambre por los traspiés ante el Shakhtar y en Copa contra el Alcoyano.    

Pero el día en el que las alabanzas se las lleva Zinedine, me acuerdo de otro entrenador que también ha tenido que sufrir bastante esta temporada y ahora está a poco más de un mes de entrar en la historia del Burgos CF.

Hacía mucho tiempo que no escuchaba en El Plantío corear el nombre de un técnico tanto como frente a Unionistas. Estévez sí fue reconocido por la grada el año de la salvación, también Patxi Salinas cuando tuvo al equipo líder, e incluso Mandiola, al que no entendí que lo despidieran así. Sin embargo, creo que la afición llevaba años sin sentirse tan identificada con un entrenador como lo estuvo con Calderé.

Julián Calero, como reconoció en una reciente entrevista a este periódico, se vio fuera del Burgos CF cuando el 'caso Salmerón', ese que le alejó del césped demasiados meses, se demoraba. No abandonó entonces el barco, convenció a su tripulación de remar con fuerza, junta y en la misma dirección. Y hoy el navío ya avista tierra. 

Cruzando la calle Chopera, en el Coliseum, encajó su cuarta derrota liguera seguida el San Pablo de Peñarroya, el técnico que alzó la Champions y la Intercontinental y llevó al equipo a ‘semis’ de ACB. Su equipo sigue sexto en Liga y está en otra Final Eight. Que no se olvide.