Ignacio Fernández de Mata

Los Heterodoxos

Ignacio Fernández de Mata


Negro

26/05/2021

Soy un negro. Un negro pobre, joven, con una familia llena de problemas y necesidades. Vivimos en el campo, en una tierra seca que nos desloma para sacar menos de lo necesario. Es imposible seguir así, aquí no hay nada a lo que agarrarse. No tiene sentido que le dé más vueltas. He de hacer algo. Toca emigrar.
Pero soy negro.
Todos los jóvenes hablamos de qué hacer. Este país nuestro es una mierda política llena de gente capaz y luchadora, pero nuestros esfuerzos no sirven ante tanta inseguridad, enfermedades y hambre. No se confunda, amo mi país, mi gente, mis costumbres, la luz intensa, los olores de todos los fuegos, el ruido de la ciudad y el zumbido de los insectos… Pero de eso no se come. Y la abuela necesita muchos cuidados.
El primo de mi amigo Mahamadou, Ibrahim, está en España. Habla con él por whatsapp y le cuenta de sus trabajos allí. La cosa está dura, dice, pero ni comparar con aquí. Le escribe de lugares como Fraga, Vilanova de la Barça, Mataró, Calella, Puzol, Roquetas de Mar, El Ejido, Benifairó de los Valles, Cieza, Mazarrón, Jumilla, La Palma del Condado, Almonte, Salar y Zafarraya… según lo que toque recolectar. Dice que a veces duermen al raso y otras les ponen en naves destartaladas, aunque alguna tiene ducha. Les pagan en euros y su familia ha conseguido salir adelante gracias a sus envíos. Alguno de sus hermanos pequeños ha podido hacer secundaria.
Ibrahim dice que hay trabajo para nosotros porque ningún español quiere partirse la espalda cogiendo fresas, manzanas y melocotones, tomates, patatas, espárragos, naranjas, uvas, aceitunas, flores…
También dice que hay que andarse con cuidado, que allí no somos hombres, no somos personas. Allí eres negro. Eres negro y toca callar, tragar, aguantar pagos bajo cuerda, horarios inacabables… Si tienes un accidente trabajando o enfermas, estás jodido. Y si te pilla la policía, se acabó. O no, depende de lo que quiera el amo de la huerta o del invernadero.
Soy negro. Y el nieto mayor, y el más fuerte. Los míos me necesitan. A lo mejor no es tan malo y la gente entiende lo duro que es dejar tu casa. O no, y solo soy un maldito negro. (…) 
No puede ser que todo el mundo sea tan cabrón...
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