Marian Peña

Observando al Mundo

Marian Peña


Atención precaria

26/05/2021

La pandemia que aún sigue con nosotros va a marcar un antes y un después de muchas cosas, una de ellas, la sanidad pública, empezando por algo tan importante como la Atención Primaria, y no para bien. La Junta señaló principios de abril como fecha para recuperar la atención presencial en los centros de salud de la Comunidad pero la cuarta ola de la covid retrasaba la fecha hasta el presente mes de mayo que será cuando, según la consejera de Sanidad, Verónica Casado, se ponga en marcha un sistema que va a combinar la atención presencial y telefónica para, según explicaba, mejorar la atención, los tiempos y la accesibilidad.
Mal empezaba la consejera al afirmar que en ningún momento durante esta crisis ha dejado de haber atención presencial, que se lo digan a las familias como la de Sonia Sainz-Maza y otros tantos casos, denunciados o no, a los que parece que no se va a hacer justicia porque, en su día y por más intentos que hicieron, nadie los recibió en su centro de salud.
Dice la consejera que para que todo sea más ordenado y eficiente, los profesionales de estos centros combinarán la atención telefónica con la presencial, reduciendo esta última al 50% de los pacientes para limitar el aforo y «blindar el tiempo de atención profesional»; vamos, que si conseguimos que nos den cita en menos de quince días, al médico, que ya no contaba con mucho, le va a dar para poco más que saludarnos y despedirnos. Pero no se preocupen porque, según explicaba Casado, lo más importante es dar una solución al ciudadano si tiene una cuestión que no puede esperar, aunque tenga que atendernos un profesional diferente al que siempre nos ha atendido y es el que está al tanto de nuestro historial y circunstancias. Pero ahora parece que es mejor despersonalizar y complicar aún más las cosas y que nos reciba uno distinto cada vez.
Señora Casado, no nos quiera engañar, la atención primaria se mejora aumentando el número de profesionales, a todas luces insuficiente, sustituyendo al personal de baja, reemplazando a los que se jubilan y aumentando los consultorios y recursos en las zonas rurales. Lo demás es aparentar hacer algo para que todo se quede como está y para seguir empujando a los pacientes hacia la sanidad privada que, al parecer, es donde ahora está el negocio.