La pelea ciudadana por la reactivación del Tren Directo nos ha dejado recientemente una noticia que no sabemos realmente como tomarla ya que desconocemos si nos abre el camino hacia la ilusión o es uno de esos tantos movimientos de cara a la galería de los políticos que no tendrá mayor recorrido que esos casi 11 millones de euros que dice el Ministerio de Transportes que tiene reservados en su Presupuesto para retirar la bateadora atascada en el túnel de Robregordo.

Lo que sí nos demuestra este gesto es que hay que seguir en una batalla que no entiende de colores políticos sino de burgalesismo. Aunque lo que se esté reclamando trascienda de esta provincia al ser un proyecto del que se beneficiaría todo el corredor central, desde Algeciras hasta el País Vasco y la economía del país.

Toca estar atentos para que ese dinero se ejecute y para exigir un proyecto que reactive la línea. Y ponernos todos a tirar en la misma dirección porque, a los hechos hay que remitirse, aquí nadie regala nada. Hubo quien se dejó el pellejo para que se liberara la AP-1 y ahora habrá que dejárselo otra vez. Vienen años decisivos, en los que llegarán fondos europeos y el momento es ahora. Ahora o nunca.

Estos días hemos leído en Diario de Burgos con el ritmo de inversión de los últimos años, habría que esperar tres décadas para contemplar la finalización de las autovías inacabadas. Y eso es inaceptable. El maltrato sitemático que arrancó con Pepiño Blanco en la crisis financiera y del que fueron cómplices los sucesivos gobiernos debe revertirse. No se trata de pedir privilegios como hacen quienes chantajean al Ejecutivo con sus votos. ¿No hablaban de que era el momento de la España vaciada? Obras son amores y no buenas razones.