Vladimir V. Laredo

Petisoperías

Vladimir V. Laredo


Soy torrijero

12/04/2023

Pues resulta que, por circunstancias de la vida, este año he aprendido a hacer torrijas, y estoy bastante orgulloso de ello. Sí, amigos, a mis casi cuarenta y seis años y ya peinando canas donde no clarea el cabello, he resultado en ser un pequeño aprendiz de repostero casero. Esta Semana Santa he hecho torrijas todos y cada uno de los días. Torrijas con una barra de pan específicamente formulado para hacer torrijas, torrijas con pan de molde especiado, torrijas con pan de molde normal, con pan brioche, con barra de pan standard, con diferentes acompañamientos, a saber, diferentes tipos de helado, diversas variedades de chocolate, almíbares de miel o frutas. Toda torrija que en el mundo exista ha pasado de un modo u otro por mi cocina, y no es por tirarme flores, pero me salen todas bien. Quizá alguno de ustedes crea que exagero, y no le faltará razón.

Las torrijas son las croquetas de la Semana Santa. Todo el mundo sabe cómo hacerlas, todo el mundo tiene su secreto, todo el mundo las hace mejor que tú. De pastelería hay miles, caseras, millones. Salen de su letargo anual para aparecer fugazmente durante una semana para quedarse en nuestros michelines hasta más allá del mes de septiembre, y todo esto es aún más grave si tenemos en cuenta que el verano está a la vuelta de la esquina. Así, durante apenas unos días, las torrijas reinan inamovibles entre los postres que se sirven en nuestras mesas, por mucho que otras variedades locales quieran disputarle el trono sin éxito alguno, por cierto.

Me declaro torrijero y ahora que sé hacerlas quizá rompa el tabú de comerlas solo en estas fechas, aunque tampoco lo aseguro. Más que nada porque les voy a confesar que soy absolutamente incapaz de tener torrijas en casa y no acabar con todas ellas, y la opción de hacer solo una o dos no se contempla en mi credo torrijista. Así, pese a que me duela, creo que tendré que reprimir mis ansias de torrijas hasta dentro de un año, porque una cosa es profesar pasión por su dulzura y otra condenarme por pura gula a lucir en mis carnes sus efectos no deseados. Diré hasta pronto a las torrijas. Al fin y al cabo, también he aprendido a hacer arroz con leche, y eso ya son palabras mayores.

 @VladimirConV

ARCHIVADO EN: Semana Santa, Miel