Fernando González Urbaneja

Cartas desde 44 leguas

Fernando González Urbaneja


Castellano

11/05/2021

Consumo novela histórica, aunque recelo del género ya que tiene algo de contradicción; o es novela o es historia, ambas cosas a la vez puede llegar a ser fraude, un oxímoron, un recurso fácil para no conseguir ni lo uno, ni lo otro. No obstante, el género produce obras que merecen la pena, que van más allá del entretenimiento de novelas verosímiles, leves; y aunque no alcancen el carácter de relato histórico porque lo subjetivo desnaturaliza los hechos, se lo acercan. El género tiene autores y audiencias y obras irrelevantes o que no pasan el corte para prestarlas atención. 
Lorenzo Silva tiene obra abundante y acreditada, le sigo desde hace años con gusto tanto su obra policiaca como la más próxima al ensayo y el relato histórico; por ejemplo, las fechorías del terrorismo etarra y el sufrimiento de las víctimas, o los avatares de la Guardia Civil. Estos días ha llegado a las librerías el último trabajo de Lorenzo Silva: Castellano, a secas, sin artículo ni adjetivo. Un libro que me parece corto (350 páginas con letras generosa en cuerpo e interlinea, la que nos gusta a los de mi edad y que ofrece dos relatos complementarios bien trabados y argumentados. 
Los capítulos pares nos cuentan el levantamiento y derrota de las Comunidades de Castilla cuando se cumplen quinientos años de los hechos. El autor se ha documentado con la mejor bibliografía de los hechos y a su servicio ha puesto su talento narrativo para producir una historia sugestiva que se lee de un tirón. Silva nos llama la atención de forma tácita sobre el escaso interés que la sociedad castellana ha prestado al movimiento de los Comuneros y a su significado. Tiene mucha razón, es tiempo para rectificar la ausencia. 
Los capítulos impares Silva los dedica a la identidad castellana, un objetivo nada fácil ya que la historia es abundante, generosa y apasionante, pero los sentimientos conexos están bastante sofocados por múltiples razones. La aproximación de Silva es personal, aparentemente distante, pero también decidida y definida. Como castellano me he identificado con el razonamiento del autor, tanto que me atrevo recomendar a ustedes lectores que se hagan con el libro y lo lean, seguro que les va a interesar, a entretener y a conocer mejor nuestro pasado.