José Ramón Remacha

El mirador diplomático

José Ramón Remacha


Libia, siempre cerca

22/10/2021

La propuesta del representante de Libia en la Asamblea General de la ONU, inaugurada como siempre el último martes de septiembre, ha tenido muy favorable acogida entre los estados interesados en la estabilidad de Libia. Esa propuesta consiste en la convocatoria de una Conferencia Internacional para apoyar la reconstrucción del país, previa celebración de elecciones. España ha decidido participar. Son varias la razones que justifican un acercamiento puntual a un país como Libia.
La primera es que las relaciones con este vecino -no solo Marruecos y Argelia son vecinos por el sur- siempre han sido en general buenas. Recuerdo que Libia cuando era rica nos ofrecía amistosamente petróleo a bajo precio, uno de los más codiciados del mundo por su alta calidad y por su fácil extracción casi en superficie. Tras la caída de Gadafi, hace diez años, el país ha quedado deshecho, víctima de un vacío de poder y una guerra civil sostenida con intervención extranjera y fuerzas mercenarias. 
La segunda es que Italia y Francia, además de Turquía y países árabes de petrodólares, estarán presentes de cara a unas elecciones generales el próximo mes. La OTAN apoyó el proyecto de una primavera árabe en Libia, que nunca existió, y tras diez años de ruina y guerra lo relevante es la presión migratoria, muy fuerte, que precisa atención porque hay en ello una connotación de responsabilidad internacional. Es evidente la necesidad de respetar los derechos humanos de una población, no solo libia, que quiere venir a Europa huyendo del horror de la guerra, de la destrucción, de la pobreza y de la muerte.
Y hay una tercera. El acercamiento a Libia serviría para cubrir el déficit que tenemos en el suministro de gas. Libia es un país potencialmente rico por sus yacimientos de gas y petróleo, dos elementos condicionantes de la crisis energética que agobia a Europa. Las dificultades entre Marruecos y Argelia por la cuestión del Sahara, ponen en peligro el suministro a España, en los niveles habituales. Argelia ve con gran satisfacción el regreso de Ghali, el saharaui que vino a España a curarse. Por tanto, es obvio que el gas argelino seguirá viniendo, pero no a través de Marruecos sino por mar directamente a Almería.