Sonada ha sido esta semana la expulsión del pleno de las Cortes de la vicepresidenta segunda, la socialista Ana Sánchez, por sus protestas a unas palabras de la consejera de Sanidad, Verónica Casado, sobre su preocupación por la salud mental de la procuradora Patricia Gómez, también socialista. El presidente del Parlamento llegó a decir«si me tengo que quedar solo me quedo», justo antes de llamar al orden por tercera vez a Sánchez y echarle del hemiciclo.
La tensión acumulada en las últimas semanas saltó por los aires. La fracasada moción de censura presentada por el Partido Socialista ha levantado ampollas entre sus propios miembros y entre los socios de gobierno. La resaca se veía venir. Desde el inicio del primer pleno tras la moción ya se fueron lanzando pullitas. Mañueco se alegró de ver «en su sitio» a Tudanca y éste retó al presidente de la Junta a que alguna vez «esté en su sitio». Ambos mantuvieron la compostura, algo que no supieron o no quisieron hacer los segundos espadas.
Fuentes denunció ayer el «exceso de teatralización» y no le falta razón, aunque también es verdad que él no supo poner paz y calmar el ambiente, más bien al contrario se mostró nervioso y acelerado. El hemiciclo tiene mucho peligro. Acostumbrados ya a los monólogos para la galería del podemita Pablo Fernández, solo falta que ahora se abonen a ello otros procuradores socialistas, populares o naranjas.
Seriedad señores. Los ciudadanos tenemos muchas preocupaciones y problemas, no pueden estar jugando a llamar la atención, tal como pasó en la segunda jornada del pleno con sus eslóganes de ‘salud y república’ o ‘viva España, viva el Rey’. Pónganse a trabajar en serio, hay mucho que hacer.