Guillermo Arce

Plaza Mayor

Guillermo Arce


Nos comen los escombros

21/04/2021

Prohibido arrojar escombros. Seguro que han leído una y otra vez el cartel, y que de la misma manera han visto como se incumple una y otra vez. En pleno valle del Ebro, por ejemplo, en la carretera de Santander, hay uno de estos en letras de color rojo y bien grande (pues uno lo lee perfectamente desde el coche a su paso por la general). Llama la atención que se ha colocado en el mismo lugar donde aparecen -como por arte de magia- colchones, somieres, sillones y bolsas de plástico con restos de baldosines, ladrillos, sanitarios, espejos... Algunos, o no tienen bien graduadas las gafas o les importa un comino dónde dejan la mierda que sacan de sus reformas. ‘Alguien lo recogerá’, es el lema del siglo XXI, el del reciclaje y la sostenibilidad medioambiental.

La escena se repite en múltiples lugares rurales de la provincia, en el entorno de la capital y en la propia capital: las cunetas de las carreteras, los terrenos baldíos junto a caminos accesibles, las orillas de los ríos, los bajos de los puentes e incluso hay algunos que han convertido hasta sus propias fincas en un vertedero de herrumbre, desechos e inmundicia, como si por el hecho de ser propiedad privada no se atentase de igual manera contra el paisaje del entorno. Esta imagen también la tiene que aguantar un polígono como el de Burgos Este, cuyos contenedores parece que más que contener atraen basura a su alrededor, pues son foco de escombreras y basurales indignos de esta zona industrial. Alguien lo recogerá, ya saben...  

El caso es que esta costumbre tan ancestral de verter cuando nadie nos ve (como la de pegar el moco bajo el pupitre) sigue más vigente que nunca, lo que ya es triste a estas alturas. Estamos ante una plaga invisible y muy dañina, pues son residuos que no desaparecen, lo mismo que el plástico en los mares. Lástima de multas y mucho más gordas.