Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


El peligro electoral

10/01/2022

Si se para uno a examinar las muy particulares circunstancias de este extraño proceso electoral que nos lleva al 13 de febrero, es muy probable que advierta algún peligro en su desarrollo. Se trata de unas elecciones que no tocaba hacer, que proceden de una disolución anticipada del Parlamento regional, en un contexto sanitario y socioeconómico delicado, y en un clima político bastante tenso con carácter general. De manera que es un tanto probable que la campaña electoral que está a punto de iniciarse tras la tregua navideña se deslice hacia el reproche como discurso principal, en uno de esos ambientes de "todos contra todos". Desearía equivocarme, pero basta mirar los antecedentes en que se ha desenvuelto la legislatura, bruscamente abortada cuando aún quedaba un poco menos de la mitad, para admitir que hay ingredientes sobrados para que esa tendencia a la brusquedad se imponga. Y hasta es probable que cada uno de los contendientes encuentre motivos que considere razonables a tal efecto.

Pues, evidentemente, este es el peligro, que prime la contraposición de los reproches sobre el contraste de las ideas y las propuestas. Tal vez el tiempo no ayude, porque todo se va a desarrollar con un ritmo frenético, muy distinto a lo que era habitual cuando la previsión de la cita electoral ordinaria permitía una aproximación más pausada a la captación del voto. Tampoco ayudará la pretensión de obtener del resultado consecuencias políticas para configurar posiciones y estrategias en otro nivel. Pero, sea como sea, debe esperarse y exigirse un esfuerzo de utilidad del proceso en marcha, que consiste simplemente en ofrecer alternativas a los problemas, bien conocidos, que nos afectan colectivamente como región, y hacerlo con rigor y con seriedad.

Este es el momento oportuno: sabemos de la complejidad del problema demográfico; de la especial dificultad de la ordenación del territorio por sus propias características y por los déficits históricamente acumulados; de la necesidad de abordar la prestación de los servicios públicos esenciales, sanidad y educación, ante todo, con realismo y con perspectiva. Sabemos, en fin, que vivimos una etapa crucial y decisiva. Y eso es lo que debemos pedirle a esta campaña electoral, por muy peculiar que sea. Que sirva para conocer mejor las posibilidades y para elegir mejor las soluciones, neutralizando el peligro de la confrontación sin utilidad. No debiera ser tan complicado.