Ignacio Fernández de Mata

Los Heterodoxos

Ignacio Fernández de Mata


VuELve

17/03/2021

El espalda plateada se yergue, infla la rotunda caja torácica y, frenético, la hace retumbar con sus puños. La selva entera se detiene. El gran simio, el póngido por antonomasia, el macho alfa, ha hablado: «Aquí no hay más tarzán que yo». Fin de la transmisión.
La política espectáculo, el hiperliderazgo, el hambre de épica, la egolatría… son elementos que se intuyen tras la decisión de Pablo Iglesias de abandonar el Gobierno para luchar por la presidencia de Madrid. Una jugada que, dadas las querencias del Líder, imaginamos diseñada en una sala a media luz, con espadas y lanzas arrumbadas contra la pared y en la mesa un mapa miniado en el que mueve torres, ejércitos y monstruos. Sobre el papel, una jugada sorprendente en busca de esa épica alimenticia, casi adictiva, que ayuda enmascarar tanta pérdida y desnortamiento. La pretensión revulsiva no oculta la negación de sus propios cimientos institucionales como nuevo partido: primarias, transparencia, horizontalidad, asamblearismo…, últimamente meros disfraces de las decisiones de una reducidísima cúpula. Iglesias se va, pero deja todo atado y bien atado: el nombramiento de la nueva vicepresidenta, el dedazo que la designa candidata a las próximas elecciones generales y su propia entronización como candidato a la Comunidad de Madrid. 
A buen seguro, la estrategia de Iglesias facilitará que Podemos supere el crítico 5% para que sus votos pesen, haciendo así buena la lógica decisión de Más Madrid de no concurrir conjuntamente con los morados a las elecciones. Hay que tener cuidado y no confundir la necesidad de confluir de las izquierdas -para poder superar a Ayuso- con recibir un abrazo de oso que debilite ambas candidaturas. 
Una vez más, Madrid tornará en machadiano rompeolas. El peor populismo trumpista de un lado, con la irresponsable e incompetente Isabel Díaz Ayuso y sus proclamas asustaviejas sobre comunistas, checas y bancarrotas dejando a Vox reducido a cómoda tibieza, y un paupérrimo bagaje como presidenta; del otro, el republicano que jugaba a ser el deseado rey Dom Sebastião. Ciudadanos reducido a la inanidad, a la irrelevancia más absoluta dada a su historia de falso partido: montado sobre restos de naufragios previos, bandazos ideológicos, hiperliderazgos y fichajes estrella de nulo compromiso real… Un partido-cadáver. Gabilondo, Séneca trasmutado en Antonio Mairena, respira hondo.
¡Qué primavera nos espera! Sin vacunar y un sin dios en el campo de batalla.
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