María Jesús Jabato

Señales de vida

María Jesús Jabato


Balada otoñal

09/10/2020

Íbamos a ahondar en el costumbrismo escribiendo con cuatro palotes un suelto sobre las castañeras, porque estos días nos ha asaltado en la calle el olor cálido, humilde y vagabundo de las castañas asadas, pero el director general de la fundación Caja de Burgos, Rafael Barbero, ha dicho en entrevista a este periódico que «al Ayuntamiento le falta mucha visión de futuro» y «a la UBU le falta ambición», en resumen, que «Burgos está viviendo de las rentas», y hemos reparado en que Barbero ha dado en la diana de un costumbrismo local tan arraigado como el de las castañeras: el de la conformidad. Es este conformismo un viejo asunto burgalés, una gripe incurable que atonta a los que ejercen el gobierno, que, enfebrecidos, se asoman al espejo y le preguntan, como la madrastra del cuento, si hay alguien más guapo que ellos, que van de naipe, de rey de oros de la baraja, y el espejo les dice que sí, que hay otro, que hay otros, Marañón en el ayuntamiento, Manso en la universidad, y, en fin, enrabietados rompen el espejo porque su espejo, como el de todos, es un bocazas.
Con menos de veinte palabras, Barbero ha dado sendos rejonazos a los gestores de las instituciones citadas, cabalgadas por jinetes que se acostumbran a la silla de montar y no quieren volver a la agencia de seguros o a los lunes sin sol de la docencia. Nada que objetar a esta resistencia, salvo que no se dan cuenta de que en lugar de galopar, cabalgan en un tiovivo y cuando se apeen del caballo de cartón, estarán -estaremos- en el lugar de partida. La crisis derivada de la pandemia podría lastrar proyectos si los hubiera, que no los hay, porque, como denuncia Barbero, faltan visión de futuro y ambición. Bravo por la valentía de decir en alta voz lo que está a la vista, sin contemporizar ni andar con melindres. La balada de la mediocridad,  no la de las castañeras, es la banda sonora de este otoño, y la del pasado, y seguramente la del próximo; ya está todo el pescado vendido y nosotros, curados de espanto.
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