María Jesús Jabato

Señales de vida

María Jesús Jabato


Bomberos

12/03/2021

El pasado lunes los bomberos celebraron a su patrono, San Juan de Dios, que fue un santo incendiario por su ardiente entrega a los demás, y con tal motivo publicaron los datos de su quehacer anual, porque cada vez que un bombero realiza un servicio, hace una cruz en el casco y a final de año las cuenta, que así, más o menos, se hacen las estadísticas en tierra de garbanzos. De estas sumas resulta que los bomberos de Burgos apagaron el año pasado cuatrocientos setenta y siete incendios, o sea, más de uno al día, y aunque la cosa está que arde, no imaginábamos que fuera para tanto. 
Entre estos fuegos están los de los contenedores, que son un montón, porque hay pirómanos que prenden los desperdicios, tal vez con afán de facilitar su recogida ahora que anda el Ayuntamiento, no sin polémica, en busca de concesionario del servicio de limpieza urbana. No estaría mal que ardieran si en ellos se depositara la basura que nos rodea, que no es la inocente cáscara de naranja y otros inocuos residuos, sino la basura política, moral y metafísica que nos vemos obligados a respirar cada día. Ya disculparán este desahogo de pasar por la mecha toda inmundicia, pero decían los clásicos que el fuego purifica y renueva, y no nos hemos podido resistir.
Los bomberos son unos valientes arrostrando tanto incendio y por eso todos los niños quieren ser bomberos y rescatar a alguien del mortífero abrazo de las llamas. Luego, cuando crecen, también quieren serlo para lucir bíceps en los calendarios, porque de unos años acá, los bomberos tienen fama de musculitos, aunque la cosa no es nueva; María Cruz Ebro, en un artículo publicado en este diario en 1934, decía que en la Exposición Municipal de Nueva York se exhibieron «los tipos más perfectos» de bombero, policía y vigilante de tráfico aéreo. Ahí es nada. Lo que no ansían los niños es ser como Perico Espasa, el periodista de Jardiel, que llegaba a los incendios antes que los bomberos y a los crímenes antes que los asesinos. Pero de periodistas ya hablaremos otro día.
mariajesusjabato@mariajesusjabato.com