Casi una semana después de saber quien representará a España en el próximo festival de Eurovisión, que este año se celebrará en la ciudad italiana de Turín, el triunfo de Chanel en el concurso que eligió al candidato nacional, el Benidorm Fest, sigue dando que hablar. 

Tanto que, incluso, se ha colado en la actualidad política, ya que el PP y Unidas Podemos han tramitado sendas preguntas en el Congreso dirigidas a la dirección de RTVE sobre los vínculos laborales y personales entre la candidata española y el jurado que la eligió y el peso de su opinión en la decisión final frente al voto de los espectadores.

En paralelo, los diarios nacionales no paran de publicar artículos sobre el tema, relativos a cuál puede haber sido el secreto del éxito de Chanel y el del concurso, en general, que alcanzó unas elevadas cotas de audiencia televisiva mientras las redes sociales se incendiaban con los comentarios a favor y en contra de la artista de origen cubano.

La polémica gira en torno a que, por apoyo popular, la canción que representará a España este año en Eurovisión hubiera sido otra. Las favoritas eran las gallegas Tanxugueiras, con un tema inspirado en el folclore tradicional, y Rigoberta Bandini, de la mano de un alegato a favor del empoderamiento femenino. Pero ninguna superó en puntuación a Chanel, que desde su triunfo ha tenido que convivir con el constante cuestionamiento de su valía.

Ni la teta gigante de Rigoberta ni las panderetas de las Tanxugueiras pudieron con el huracán de Chanel. Eso sí, han dejado una estela de reacciones que llevan a pensar que la gente está cansada del coronavirus y los problemas y tiene ganas de salseo. Ese que tanto gusta en España y que da vidilla a las conversaciones, hasta en el Congreso. Habrá que ver en Turín si ese misterioso voto demoscópico tiene finalmente razón.