Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


Vacunas

23/11/2020

Confieso que me costaría trabajo sentarme a debatir con un negacionista de las vacunas sobre la utilidad de éstas, básicamente porque este es un asunto que no se presta a debate. Pero vivimos en la sociedad del debate. Debatir acerca de cualquier asunto, se presenta como una forma de llegar al conocimiento cierto de la verdad aunque sucede pocas veces, sobre todo porque la defensa numantina de las opiniones que uno mantiene no deja mucho resquicio para admitir que la opinión contraria puede ser más acertada y cambiar nuestro criterio. Aún así, es útil debatir.
Pero si se plantea un debate sobre la eficacia de las vacunas podemos debatir sobre cualquier otro asunto: por ejemplo sobre el hecho de que las cebras tengan rayas, de que los ingleses no hablen en español o sobre por qué Mendel nos montó tanto lío con los guisantes.
El conocimiento lo genera la ciencia, se aprende con la experiencia y se pone en práctica con la inteligencia y nada de esto tiene que ver con ningún debate, aunque insisto, no seré yo quien niegue su utilidad si para muchos la tiene.
En una ocasión conocí a un hombre que afirmaba no creer en los mineros; me costó entender qué significaba esto porque era como si la existencia de los mineros fuera objeto de alguna creencia hasta que más tarde me aclaró, que era su forma de expresar la ausencia de lógica que encierran todas las creencias. Negar el beneficio de las vacunas es otra forma de creencia, y las creencias no se desmontan con debates porque son inmunes a las evidencias. En fin, no sé si estoy siendo claro con mis argumentos pero, si no lo soy, si quieren lo debatimos. O mejor no, que ya braceamos en un océano de debates. 
Yo me pondré la vacuna del covid si me la ofrecen, he confiado durante 40 años en la industria farmacéutica, mercado que genera dividendos pero salva vidas, y no dejaré de hacerlo ahora. Morir debatiendo sobre las vacunas sin vacunarse puede ser un modo heroico y progre de morir, pero es una épica de bajo umbral preñaba de estupidez y tampoco hay que pagar un precio tan alto por ser moderno.
Puestos a elegir me apunto a la ciencia, la experiencia y la inteligencia, y dejo las creencias para después que tienen efectos secundarios.