Juan Carlos Pérez Manrique

Estos días azules...

Juan Carlos Pérez Manrique


Invierno

19/01/2022

Desde el compromiso que Goya vivía representó la dificultad del invierno a través de un paisaje inhóspito y nevado, en el que tres personajes populares son apartados del camino principal por otros criados o mayordomos que transportan sustento a una casa noble (La Nevada, 1786). Brueghel el Viejo lo había hecho enseñando ese tiempo como un período en el que la gente se acopla perfectamente con la naturaleza (Cazadores en la nieve, 1565) y Picasso lo hará después representando el frío a través de una mujer sentada, en soledad frente a una copa y acaso solo sostenida por el ensueño en el que parece estar abstraída (Bebedora adormecida, 1902). También otras veces la lectura forma parte de ese escenario elegido para contar cómo se sobrelleva la dura estación y así sucede, por ejemplo, con el Granjero sentado junto a chimenea y leyendo (Van Gogh, 1881) donde un hombre encuentra el refugio que necesita tanto junto al fuego de la leña como en el calor de las palabras escritas.

El invierno es tiempo favorable para recorrer la superficie que se forma en torno a las lecturas. Los límites de esa superficie nunca se distinguen porque la curiosidad los ensancha; también, porque la inquietud los confunde. Pero ahí, sin dejar de buscar acoplarnos con lo que nos rodea como pintaba Brueghel, uno se puede proteger del frío que expresaba Picasso o seguir el camino sin que nadie te aparte como denunciaba Goya. Ahí uno puede encontrar momentos vitales de tregua con la enfermedad, con los precios o con el coste de la energía. Y en la campaña electoral que viene, resguardarse de los discursos engolados en su propio delirio, los que insultan al otro y que solo provocan daño porque manchan de escepticismo las ilusiones que siempre necesitamos ir renovando y porque avivan el odio en los más desarmados. 

A mí, este invierno, me gustaría vivir como el granjero para no perder contacto con lo que nos rodea; pero como el granjero que lee y que dibujaba Van Gogh. Así que anoche terminé el día releyendo lo que sobre Burgos escribió Andersen, viajero que iba más con preguntas que con brújula, en su Viaje a España en 1862, hace ahora 160 años, tras pasar aquí tres días de crudo y nevado invierno. Un invierno mucho más frío que lo que venimos viendo estos últimos años en los que, de las cosas que de verdad importan por lo que pueden acabar determinando, alguna de las que cambian de forma más inquietante es nuestro tiempo.