René Payo

Del Ayer al Hoy

René Payo


Manaos

26/01/2021

En un lejano verano de mi adolescencia leí la novela Manaos de Alberto Vázquez Figueroa, escritor canario que, a pesar de no encontrarse en el olimpo de los divinos y que muy probablemente nunca logrará el Premio Nobel, nos ha deleitado a varias generaciones de lectores cuando solo queríamos hacer de un libro un entretenimiento. Pues bien, esa novela creó en mi un mundo imaginario, el de la selva brasileña y el de una ciudad que creció de forma inusitada a raíz de la fiebre del caucho, dando lugar a una población que perdida en la Amazonía miraba a las grandes urbes europeas y que fue capaz de poner en marcha uno de los teatros de ópera más afamados del mundo por el que pasaron las grandes voces del bel canto. El impactante descubrimiento, en un lejano 1982, de la película Fitzcarraldo, de Werner Herzog, trabajo fílmico muy recomendable basado en la epopeya cultural de la construcción de un coliseo operístico en plena Amazonía, no hizo mas que creciera en mí la fascinación por aquellas tierras, duras pero cargadas de romanticismo, y que naciera un deseo íntimo, aun no satisfecho, de conocerlas.
En los últimos días, el nombre de Manaos ha vuelto a hacerse presente en mi vida, pero sin el romanticismo de antaño, a través de varios artículos periodísticos en los que se refleja la terrible situación que está viviendo la ciudad como consecuencia de la pandemia de la covid 19. A través de estas lecturas nos llegan noticias casi apocalípticas. Entiendo que muchos líderes mundiales quizá estén errando, incluso aquellos que hasta hace poco teníamos casi en los altares, en este reto que les ha tocado, pero quizá no se les puede pedir otra cosa ante una situación inesperada y de difícil manejo. Lo que resulta imperdonable es la posición del presidente Bolsonaro cuya actitud populista y desinformada ante la crisis sanitaria adquiere tintes de lesa humanidad. Preocupa que figuras del perfil del máximo mandatario brasileño puedan tener un apoyo social tan notable como para llevarles a las más altas magistraturas de un estado que, a pesar de su pobreza, está llamado a convertirse en una de las grandes potencias mundiales.