Belén Delgado

Plaza Mayor

Belén Delgado


Berrea en el colegio mayor

09/10/2022

Ahora mismo pienso en ese joven que ha puesto voz al griterío infame que se lanzó desde las ventanas del colegio mayor Elías Ahúja de Madrid contra las residentes femeninas del Santa Mónica, ubicado enfrente. Me voy a ahorrar lo que me parecen esos gritos, que ya han recibido todas las valoraciones posibles, y que logran una de esas escasas unanimidades (Isabel Díaz Ayuso aparte). Me centro en el chico que traducía a palabras soeces lo que probablemente sienten estos días corzos y ciervos repartidos por nuestros montes. Algo que muchos humanos acuden a escuchar: el grito ancestral de la demanda de la hembra para completar el ritual de la procreación. La berrea.

Imagino al joven tenor haciendo la maleta tras el escándalo y la expulsión. El deseo de pasar desapercibido, de que bajo ninguna circunstancia se deslice su nombre para que no aparezca en las redes como se viralizó su grito primario. Me pongo en la piel de sus padres, familiares y amigos. Su novia. Unos sentirán vergüenza. Otros no saldrán de su asombro... ¿Que Luis (un suponer) ha gritado eso? ¡Pero si sacó una magnífica nota en la EBAU!

No faltará quien, como el presidente del consejo de colegios mayores de España, admita que este ritual, como la berrea, se viene repitiendo todos los años. De sus palabras se trasluce que, a pesar de sus esfuerzos, no hay manera de 'desasilvestrar' a la manada estudiantil.

Me quiero creer que la culpa de todo la tiene la 'tribalización' de los comportamientos. Seguro que estos chicos, no solo el gritón sino los que le jalearon desde el resto de las ventanas, así como las chicas de enfrente que se mostraron comprensivas con su testosterona verbal, son, uno a uno, educados, tratan bien a sus amigas y hasta ayudan a la vecina con la compra en el ascensor.

Pero me resulta curioso que, en esta realidad que nos está individualizando, aislando, haciendo perder las referencias, nos aferremos a los cantos de sirena que llegan siempre de los extremos. En la política y en el divertimento.

Ser tribal, pertenecer a algo, no tenía por qué ser malo. La tribu nos trajo hasta aquí. Que se lo pregunten a Miguelón en Atapuerca.