Salvador de Foronda

Diez Mil Preguntas

Salvador de Foronda


Diez años del 15-M

24/06/2021

Este movimiento se inició con una serie de manifestaciones por todo el territorio nacional, donde los ciudadanos mostraron su indignación por la crisis económica del 2008 y los recortes en ayudas sociales y públicas. Quienes estaban al frente, hoy nos lo presentan como un movimiento curativo que les hace alardear de haber logrado una subida histórica del salario mínimo, pero la realidad de esta iniciativa es que se ha producido la destrucción de 184.000 empleos- contratar a la niñera no cuenta-. Nos intentan explicar que son los iniciadores de la puesta en funcionamiento del ingreso mínimo vital, cuando ya existía en todas las CCAA, y se consideran los héroes de haber roto el bipartidismo cuando, lo que yo percibo, es una confrontación de la vida política que ha dado lugar a que un montón de jetas vivan como los gentlemen ingleses, alguno con chalés, con guardaespaldas, pero sin castillo. Su premio a tantas noches durmiendo en tienda de campaña se ha visto compensado en pasearse por el Congreso de los Diputados con mochila, móvil y un iPad que representa toda su estructura intelectual, pero amenizada con los conocimientos de un adolescente. Ahora todos viven en el centro de Madrid y van en taxis a trabajar, lo paga el Estado para que accedan a las sesiones parlamentarias y alguna que otra entrevista en TV. Si lo comparamos con las movidas que se dieron en España como consecuencia del París del 68, he de decir que había diferencias; los jóvenes no llevaban coleta, pero sí unas gafas gordas de pasta, tipo intelectual y unos pantalones acampanados que no les impedía correr delante de los grises por el campus de la Universidad. No ligaban tanto, no tenían móviles para grabar las actuaciones de las Fuerzas de Seguridad del Estado o de quemar y reenviar tarjetas de teléfono, pero consiguieron un superávit en la balanza de pagos, controlaron la inflación, atrajeron inversión exterior y consiguieron llenar las costas del sur de suecos y suecas y con el tiempo pudieron adquirir para viajar un SEAT 600. Eran progresistas, pero con elegancia, no buscaban ser okupas, querían libertad, regulada y no manipulada. ¿Hoy qué queda de ese 15-M? Una coleta en la basura, un chalé en Galapagar y una serie de amigos que han condicionado su vida para dar respuesta a sus pretensiones personales con ánimo de lucro.