Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


Pensamientos cruzados

13/05/2020

Será o no por la turbación del confinamiento, pero cuando el día amanece torcido no hay santo que lo arregle. Les confieso que todo esto me ha producido una alteración del sueño, aunque no sé si llegará a tanto como la que antaño predecía Pedro Sánchez sobre su cohabitación con Pablo Iglesias y sus conmilitones. ¡Madre mía!, cómo cambia todo, y lo que te rondaré morena. Ando, como les digo, algo ofuscado a cuenta seguramente del exceso de lo que se denomina teletrabajo. Un tercio de los que aún conservan el trabajo en este país se han abonado (incluido quien suscribe) a ese sistema que, como mayor ventaja, tiene el cambio de corbata y chaqueta por el pijama, al menos durante unas horas diurnas. Los hay, me consta, que solo mudan ropa de cintura para arriba, por eso de las video llamadas. Pero no por liarme aún más, les diré que esto de la reclusión en el hogar podría tener algunas cosas positivas si no fuera porque somos una sociedad hecha a base de miradas y contacto, de celebración y diálogo acodados, por ejemplo, en la barra de un bar. Si hasta los que gustan de hablar sobre la meteorología están encantados con la loca primavera que tenemos. Ya sabe, la sangre altera.

Dicho lo cual, la mayor certeza que tenemos a fecha de hoy es la falta de certidumbres sobre casi todo. Porque lo que escuchamos hace tan solo dos meses a las autoridades sanitarias nos daría la risa tonta si por medio no hubieran fallecido miles y miles de personas. Así las cosas, he optado, como en esos vídeos que inundan los móviles, por hablar más con la nevera y enfriar por lo menos la cabeza. Total, si con presentar una declaración responsable de que cumples los requisitos nos van a dar la renta mínima, como si el dinero cayera del cielo. Y, así, y todo, tendremos que dar gracias por no tener entre nosotros a tipos como Trump, Boris Johnson o Bolsonaro. Ya veo a los países del norte de Europa relamiéndose la comisura de los labios, viendo a los españolitos de nuevo a lomos del burrito mientras ellos con cuatro marcos y francos vuelven a ser los reyes de nuestras playas.

Bueno, ya les advertí que cuando el día sale torcido, solo hay desdichas y pensamientos cruzados. La vida misma.