En Trespaderne, en 'Trespa', en mi pueblo, el día 28 nos podemos ir a Pernambuco, porque las urnas no se instalarán en los colegios electorales. Nadie ejercerá su derecho a voto, ni siquiera mi hijo mayor, que se iba a estrenar eligiendo alcalde. Nadie ha querido o podido optar a asumir esa responsabilidad. Muchos me preguntan eso de ¿qué pasa en tu pueblo?, atónitos ante el hecho de que un municipio de alrededor de 700 habitantes carezca de candidaturas, cuando en algunos de apenas 400 salen como churros. Me decía un político que el asunto era digno de estudio. Y tanto. En 2019 ya se lo tenían que haber estudiado los partidos políticos mayoritarios que no sacaron ninguna lista y solamente se gestó de manera forzada la única candidatura de Iniciativa Merindades.

Tras 12 años en el cargo y dejar cancelada prácticamente una deuda de algo más 1,5 millones de euros, la regidora se despide. Las arcas del Ayuntamiento están saneadas, los pleitos judiciales zanjados. Quizás estos últimos espantaron a cualquier posible candidato en 2015. Todo apunta a que esta legislatura podría ser, al menos, esperanzadora, si se pudieran captar fondos europeos para impulsar proyectos como la adaptación del complejo de la estación de ferrocarril como punto de atracción turística junto a la vía verde. Pero  nadie tiene tiempo o ganas suficientes. Muchos temen que la política municipal les acarree enemigos indeseados o les reste clientes en su negocio, si son empresarios. Otros bastante tienen con sacar a su familia adelante. Son tiempos difíciles y hace falta tiempo para atender los asuntos municipales. Ese bien intangible tan preciado parece que es oro en Trespaderne. Nadie quiere prestar el suyo para trabajar por el vecindario. La duda es si en diciembre habrá alguien al que le sobre tiempo y podremos ir a votar.