Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Jóvenes

29/10/2020

Son la parte más débil, los que siempre pierden. Cada crisis se dejan un trozo de su futuro la gatera. Y en esta crisis bestial, puede que algo más. Miles y miles de jóvenes que han terminado sus estudios se pusieron a buscar trabajo en septiembre. Y empezó el drama. Un estudio revela que en Salamanca, el 95% más que el año pasado estaban a la caza de un empleo, 77% en Ávila, 47% en Burgos, 48% en Palencia. La hecatombe en la Comunidad valenciana asciende al 122% y asi todas, más o menos. En la anterior crisis, la financiera, se disparó el desempleo juvenil a niveles que llegaron a ser del 40 por ciento. Este desequilibrio se fue corrigiendo a medida que la economia se recuperaba, pero este sartenazo elimina de un plumazo esa recuperación.

Quizá lo de menos sean los guarismos, lo peor es la sensación de fracaso que puede aquejar a toda una generación. El petardo de la Comisión de Reconstrucción del Congreso de los Diputados genera efectos negativos sobre esta gente, los jóvenes que albergan la esperanza de que su país les ofrezca una alternativa de futuro sin transformarse en emigrantes.

Y es que los jóvenes forman parte de un colectivo mucho más susceptible de resultar perjudicado por la debilidad de la economía, dada la precariedad laboral de la que suelen adolecer y la fragilidad de los sectores en que son contratados. Los jóvenes, esa gente que tiene que ocuparse de nosotros cuando ya no podamos hacerlo, pero de los que no solemos hacernos cargo demasiado.

Vamos a poner el foco en una salida de la crisis compatible con el talento y el progreso, seamos proactivos en la consideración de fórmulas que les beneficien, fijémonos en ellos cuando se diseñen las medidas para la escapatoria. Seamos justos con ellos y pongamoslos en el centro de la conversación. De otro modo, la salida de la covid será el comienzo del fin.