Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


Salud mental

14/06/2021

A la vista de como están cambiando las cosas, parece que hay motivos para ser optimistas respecto a cómo van mejorando nuestras vidas. Y mejorar es comenzar a tener, sin riesgo de enfermar, actividades que antes eran cotidianas y familiares pero que han alcanzado rango de extraordinarias durante el dramático viaje que hemos realizado en esta pandemia.
Quedar con amigos, reunirnos con la familia, cambiar de escenario son ahora grandes objetivos que estamos consiguiendo gracias a la ciencia. Seamos conscientes o no, la ciencia marca en muchos aspectos el ritmo de nuestra existencia abriéndonos continuamente posibilidades para mejorar la calidad de vida. Pero seguirá habiendo recalcitrantes antivacunas, personas que niegan lo que ven porque les ciegan sus prejuicios o, simplemente, que ven lo que desean ver para confirmar la veracidad de su discurso.
Sin embargo, esta situación está dejando muchas víctimas en el camino en forma de trastornos de salud mental: lo vivido y las difíciles circunstancias personales y laborales que se han generado, han aumentado el grupo de personas con síntomas de ansiedad o depresión reactiva a lo que están viviendo. La ansiedad, antes de la covid, ya era una epidemia, el modelo de sociedad liberal asentado en la producción, el crecimiento sin fin y un mercado laboral preñado de precariedad y bajos salarios, eran ya un magnífico caldo de cultivo para el desequilibrio laboral, personal y emocional, pero la covid lo ha intensificado. Jóvenes y menos jóvenes bracean contra corriente buscando tierra firme para reiniciar un proyecto vital que otorgue sentido a lo que parece haberlo perdido. Por eso necesitamos políticas públicas sólidas con responsables que no organicen tramas corruptas para enriquecerse.
La terapia en salud mental es una asignatura pendiente en muchos aspectos, se la necesita cercana, con un buen plantel de psicólogos, ahora manifiestamente insuficiente, y como actividad preventiva en la que personas que trabajan con personas como sanitarios y educadores, se sensibilicen de la necesidad de hacer terapia para trasmitir equilibrio emocional más allá de lo puramente académico.
Lo físico y lo emocional caminan juntos ineludiblemente.