Evaristo Arzalluz

Plaza Mayor

Evaristo Arzalluz


Ana Obregón y el perrito de John Wick

06/04/2023

Ser especialista en Bioética no me faculta para juzgar las intenciones, pero sí para calificar los hechos. La Bioética establece con toda claridad que el ser humano, todo ser humano y sólo el ser humano, siempre es un fin. Nunca un medio para otro fin. No se le puede utilizar 'para' otra cosa. Perdería su dignidad.  

Ejemplo. Unos padres tienen un hijo con una enfermedad que requiere un trasplante compatible: no sería correcto tener un nuevo hijo 'para' que aporte el órgano que necesita su hermano mayor. Por tanto, el problema no está en la edad de la Sra. Obregón, ni en que el semen sea o no de su hijo, ni en que haya pagado o no por ello un dinero. Todo eso son circunstancias, aunque es en lo que se han fijado los opinadores, tertulianos y medios de comunicación. El meollo no está ahí. El meollo está en que una niña no puede ser traída al mundo con un 'para': 'para' cerrar un duelo que está pendiente; o 'para' cumplir la última voluntad que el hijo dejó pendiente.

Este caso ha servido para dejar al descubierto un problema de fondo, mucho más extendido que la gestación subrogada: ¿cuántos padres y madres tienen hijos con un 'para'?  'Para' mí, 'para' sentirme querido, 'para' dar sentido a mi vida, 'para' completarme, me apetece tener uno, o mejor dos, o un niño y una niña. Sería igualmente incorrecto desde el punto de vista ético porque tener hijos no es un derecho.

En la película de John Wick su mujer le regala póstumamente un perrito para que le dé el amor que ella ya no le puede dar. Eso sí es adecuado: un animal sí puede tener un 'para': 'para' dar cariño a una persona que se siente sola. Quizá por eso hay más perros que niños, porque los perros sí son mascotas, los niños no. Todo esto no es una opinión: tiene que ser así si queremos preservar la dignidad humana. Cabe la opción de renunciar a ella, pero las consecuencias serían tremendas. Les invito a imaginarlas.