En los tiempos que corren, que una propuesta política logre el consenso de todos, de un extremo a otro del arco político, da idea de lo evidente de la ‘diana’ a la que se quiere ‘disparar’. Y los grupos políticos del Ayuntamiento de Burgos pensaron que era hora de ponerle coto a la proliferación de salones de juego por la ciudad. No es solo un problema de nuestro municipio. En cualquier otro, han surgido como las setas de temporada: sin darnos cuenta había un local junto a nuestro portal. La propuesta colectiva era cerrar la capital a nuevas licencias y obligar a estos establecimientos a irse a los polígonos, a repartir suerte como otros reparten paquetería. Pero el Gobierno regional dice que no hay competencias para ello y que el sector podría lanzarse al cuello del Ayuntamiento y sacarles los cuartos sin necesidad de hacer rodar la ruleta de la fortuna. Curiosamente, es la misma Junta que amplió hace ya bastantes años la Ley regional para permitir la apertura de más casinos (antes solo había uno en toda Castilla y León) y locales de este tipo.
Desde niños, el juego es el camino hacia el aprendizaje y la madurez. Hace años, siempre me llamó la atención lo costumbre de muchos padres que entraban en un bar a tomar algo con sus vástagos y les daban una moneda para que la metieran en esa maquinita de colorines que no dejaba de emitir ruiditos y destellos. Era el equivalente a dejarles el móvil para entretenerles como se hace ahora. Años después, a esos mismos padres les sorprendía que su adolescente jugara. Igual que hoy les sorprende que el crío se pase el día ante la pantalla del móvil cuando le compran uno.
Si además añadimos que actores famosos hacen más papeles como ‘crupier’ de casino en los anuncios de la tele que de personajes, y que muchos futbolistas meten su mejor gol apoyando a la casa de apuestas de sus clubes (que además llevan grabada en la camiseta), el cóctel está servido. En estos locales se puede apostar en tiempo real, en el descanso del partido, cuántos goles se meterán... El coronavirus silenció a las tragaperras de los bares pero ha sido un altavoz para el azar ‘online’. Deporte, pantallas y juego, hay que tener mucha madurez para que un chaval los evite. En los 10 años que lleva regulado se han abierto 6.500 locales en España. No es de extrañar que los expertos ya hablen de que los jóvenes son el «mayor nicho de mercado» de estos negocios. Otra ‘burbuja’ más en un país demasiado acostumbrado a apostar.