Carmen Hernando

Desde la campiña

Carmen Hernando


Elige tu aventura

22/05/2020

De adolescente me encantaban esos libros en los que tú eliges por dónde sigue la trama. Eso de estar en un velero que hace aguas en mitad de una tormenta y poder decidir si te caes al mar o si aparece a lo lejos otro barco tiene su atractivo. Pero lo que más me gustaba no era poder decidir, que también, sino conocer adónde llevaba cada una de estas decisiones. Marcaba todas las páginas donde había una bifurcación para, una vez conocido un desenlace, poder volver atrás y averiguar el resto, uno a uno, hasta saciar mi curiosidad.
Con la vida he hecho muchas veces lo mismo. Me explico: no es que mi vida haya dado muchas vueltas; es que yo la he dado muchas vueltas a ella, hasta tal punto que tengo la impresión de haber vivido varias. Como en la canción ‘La del pirata cojo’ de Joaquín Sabina,  he sido cooperante en Suazilandia, bohemia en París, estudiante en Nueva York, empresaria en Madrid, política en Burgos, activista por los derechos humanos en México, cantante en Londres… Y no se trata de que no supiera lo que quería. No, deseaba probarlo todo: recorrer cada elección, explorar cada final. A menudo ni siquiera me ha hecho falta llegar a mi destino: he visto cómo sería, de cerca, y con eso ha sido suficiente. 
Ahora bien, podría haber sido muchas otras cosas, y todavía estoy a tiempo de probar unas cuantas. Los caminos no se acaban aquí. Y seguiré sin dejarme arrastrar por la corriente. Continuaré cambiando de página en la historia, y si no me convence ninguna, cerraré el libro y me inventaré otra aventura, otro cruce. Porque no me imagino nada más aburrido que saber ya cómo va a ser el resto de mi vida, por muy atractiva que me resulte. Prefiero lo malo por conocer a lo bueno conocido.
Por eso, cuando escucho a alguien quejarse de su existencia: de su trabajo, de su pareja, de su situación… le animo a que cambie lo que no le guste, a que elija otra historia. Ni que fuera tan fácil, me dicen muchas veces. No, nadie ha dicho que lo sea, pero es posible y sobre todo necesario si no eres feliz. Vale la pena intentarlo. Porque solo hay una vida, pero puedes elegir cuál es.