Marian Peña

Observando al Mundo

Marian Peña


Derecho a reparar

31/03/2021

En opinión de mi madre, que ya pasa de los ochenta, uno de los mejores inventos de la humanidad ha sido la lavadora. No me extraña que lo diga si nos paramos a pensar en la de horas de vida que las mujeres de esa generación dedicaron a una tarea tan engorrosa como lavar a mano. A mi casa, la lavadora llegó antes que la televisión y ambos aparatos, siempre los mismos, permanecieron entre nosotros años y años. Que fallaban el tambor, una ruleta o el tubo de imagen pues llamadita al técnico, que lo solucionaba en un periquete, y unos cuantos lustros más disfrutando de sus prestaciones.
Más adelante, nos asaltó a todos el consumismo y lo de arreglar pasó a la historia. El de técnico en reparaciones se convirtió en un oficio raro y las piezas de recambio, si las encontrabas, cada vez eran más caras así que empezó a popularizarse la frase y para qué lo vas a arreglar si te sale más barato comprarte uno nuevo.
Y en esas estamos, comprando sin parar electrodomésticos y aparatos electrónicos imposibles de reparar en caso de avería, que han cogido la mala costumbre de estropearse casual y puntualmente cuando termina su periodo de garantía. Además de para el bolsillo, todo esto resulta muy caro para el planeta al que estamos llenando de residuos altamente contaminantes de los que es muy difícil deshacerse o reciclar. Para que nos hagamos una idea, cada europeo genera al año más de 16 kilos de este tipo de basura.
Afortunadamente, ha aparecido una pequeña luz al final del túnel. El 1 de marzo ha entrado en vigor una nueva ley en la UE que protege el derecho de los consumidores a poder reparar cosas como un frigorífico, la lavadora o el televisor. Los fabricantes tendrán que garantizar por un periodo de diez años, mucho tampoco me parece, que esos aparatos pueden arreglarse y que durante ese mismo periodo habrá piezas de repuesto en el mercado a disposición de técnicos y usuarios. Una buena noticia para los defensores de la economía circular que, además, pone coto a una de las mayores estafas al consumidor ante la cual casi todos los gobiernos hacen la vista gorda, como es la obsolescencia programada. Aunque tampoco cantemos victoria porque ya sabemos aquello de la ley y la trampa.