Se acaba un verano muy turbulento en todos los sentidos. Si echamos la mirada a lo lejos (o no tan lejos) apreciamos con enorme preocupación la situación tan crítica que se está viviendo en Afganistán. Parece increíble que en el siglo XXI veamos aún esta sinrazón, que nos pone a todos los pelos de punta. Las imágenes de desesperación de mujeres y niños que vemos en televisión nos impactan a todos y nos hace reflexionar hacia donde va este mundo. Los derechos humanos se ven vulnerados y la situación tan terrible que viven los afganos no puede dejar indiferente a nadie. El futuro que le espera a ese pueblo es fácilmente predecible. Es una vuelta al pasado, a la Edad Media, en la que la mujer tiene un papel irrelevante y los niños se ven abocados a vivir una realidad que no les corresponde. Pero, en el amplio espectro, esta nueva situación geopolítica también afecta al orden mundial y la intranquilidad de Occidente por lo que pueda pasar de ahora en adelante es muy patente. 

Como único dato positivo de este escenario tan espeluznante vemos las muestras de solidaridad demostrada por muchos países europeos y EEUU en la evacuación de ciudadanos que han huido del desastre y la desolación para alcanzar un futuro mejor. 

En el ámbito más cotidiano, septiembre supone un mes de la vuelta a la normalidad. Las vacaciones, para muchos, han tocado a su fin y el retorno al trabajo, aunque nunca resultó fácil, nos espera. Siempre cuesta coger el ritmo habitual de crucero. 

Por otra parte, también llega el momento del regreso a los colegios y universidades en un curso lectivo que va a comenzar con muchas dudas y pocas certezas. Afortunadamente, ya hay un porcentaje muy representativo de escolares vacunados con la pauta completa. Este dato aporta cierta tranquilidad, ya que existe una mayor protección para profesores y alumnos ante un posible contagio, aunque a los científicos aún les asaltan muchas dudas sobre el tiempo de inmunidad de las vacunas y la eficacia de éstas si existieran nuevas variantes a las cepas ya conocidas. Lo que no nos debe faltar es ilusión y fuerza para afrontar este último tramo del año con toda la energía positiva que llevamos dentro. Vamos.