Fernando Aller

DESDE EL ALA OESTE

Fernando Aller

Periodista


A todo o nada

12/03/2021

Borgen es la sede del Gobierno de Dinamarca y da título a una serie de televisión. Emitida por Netflix, va por su tercera temporada. La trama no se centra tanto en la gestión de los bienes públicos y el bienestar de los ciudadanos, salvo obligadas pinceladas, como en los esfuerzos por conseguir y mantener el poder. Baste decir que el protagonismo lo comparten la primera ministra y su asesor de comunicación. El resto de los ministros son teloneros.
El terremoto político de los últimos días, con epicentro en Murcia y réplicas en otras zonas de España, hace pensar también en un desarrollo melodramático con escenarios paralelos. Tal vez influido por la serie danesa, se nos antoja que no estamos ante discrepancias puntuales entre socios de gobierno, asunto fácilmente solventable con el clásico intercambio de cromos, poder y prebendas, sino ante excusas que esconden la lucha por la supervivencia de uno de los actores.
Inés Arrimadas ha decido apostar al todo o nada. Se equivocó al no romper con el pasado tras suceder al fundador, Albert Rivera, y fracasó en el tímido regreso al centro posterior. Ahora parece consciente de que la supervivencia de Ciudadanos como partido autónomo no admite medias tintas, solo es posible con un sonado y tormentoso distanciamiento del PP. No existen apéndices en política.
La estrategia para la tormenta perfecta ha puesto su foco también en Castilla y León, donde el PSOE ha presentado una moción de censura que tan solo requiere el apoyo de un tercio de los votos del grupo de Ciudadanos para triunfar. Serie bueno, aunque solo sea por la estabilidad emocional de los afectados, que Arrimadas despeje pronto dudas y comunique si está dispuesta a fracturar el grupo naranja. Su hombre en Valladolid, Francisco Igea, ha reiterado en varias ocasiones que no se ve en el futuro como adversario de Fernández Mañueco. 
Nada seguirá igual. Murcia, Madrid y Valladolid, de momento, son casillas con movimientos anunciados. La sorprendente discreción con la que se ha fraguado el golpe evidencia que ninguno de los líderes nacionales ha estado ajeno en la negociación. De lo pactado nada se sabe, pero se acabará cumpliendo.