Carmen Hernando

Desde la campiña

Carmen Hernando


Nunca podrás ser princesa

18/09/2020

Quizás sea mi manía de intentar entender las cosas, o de no dar nunca algo por sentado. También puede ser simplemente que las desigualdades siempre me han contrariado. El caso es que oigo la palabra monarquía y algo en mí se rebela.
No concibo que en pleno siglo XXI existan estados monárquicos. Me parece arcaico, injusto, abusivo e injustificable. ¿Por qué tenemos que dedicar parte de nuestros impuestos a sufragar los gastos de una estirpe cuya especial virtud es tener hijos para perpetuarse? Si tiene que existir una familia con privilegios en cualquier país, al menos que se elija al azar y se vaya turnando, para que el sistema sea más equitativo. 
Vaya por delante que no tengo nada en contra de Felipe VI. Es más, me cae bien. Y sí, está muy preparado, y sus hijas son muy elegantes y educadas. Con lo que les pagamos los españoles, solo faltaba que no se esforzaran en estar a la altura de sus funciones. Es verdad también que ha habido momentos de nuestra historia en los que algunos hemos sentido tanta vergüenza de nuestro presidente de turno que nos hemos sentido aliviados cuando nos han representado los reyes, pero esto no es mérito de los segundos, sino más bien demérito del primero.
Sin embargo, no se trata de valorar a la persona que encarna la monarquía en cada momento. El problema no es que haya individuos que cacen elefantes, o cobren comisiones, que también. El problema es que les financiemos nosotros. No alcanzo a comprender que en una sociedad democrática exista un cargo del Estado que sea hereditario. ¿Dónde queda la igualdad de oportunidades? ¿Y el discurso de que hay que esforzarse para obtener lo que uno quiere? ¿Salvo para ser Rey? ¿Cómo explico yo a mis hijas que nunca podrán ser princesas? ¿Por qué pueden aspirar a todo en esta vida salvo precisamente a ser princesas, que es el sueño de toda niña? Y es que, como dice mi marido, los niños son pequeños, pero no tontos, y tienen claro que ser príncipe o princesa es el mayor chollo del mundo. Es la única profesión para la que no hace falta demostrar ninguna valía: basta con haber nacido en la familia adecuada.