Belén Delgado

Plaza Mayor

Belén Delgado


Eurovisión ultraprocesada

22/05/2022

Siempre me empeño en poner raciocinio a un tiempo en el que la vida parece que va de navegar, no importa que sea a ningún sitio. El caso es no bajarse de algún carrusel para no pensar demasiado en tantas cosas que nos dan miedo. En el último mes, muchas personas han decidido embarcarse en un pseudofestival de música que en realidad solo mide el termómetro de los nacionalismos continentales. Eurovisión, al que llevamos una canción imposible y en contra del voto popular, el festival que ganó Ucrania (¡qué extraña coincidencia!) con votos amañados pero reconocidos por la organización, ha sido durante unas semanas un trágala de fricadas que engullimos para buscar la adrenalina que la realidad diaria, tan dura, nos niega.

Y me ha dado por relacionarlo con los procesos que describe un libro de divulgación científica patrocinado por el CSIC y que ha llegado a las estanterías estos días. El investigador vitoriano Javier Sánchez Perona ahonda en el texto '¿Qué sabemos de?' en los porqués de nuestra adicción a los alimentos procesados. Seguro que se han fijado en la cola del supermercado en los productos que lleva en su cesta la persona que va delante. Yo veo cada vez más ultraprocesados: pizzas para recalentar, patatas fritas, bollería industrial.

Sánchez, que investiga en el Instituto de la Grasa, advierte de que estos productos están llenos de aditivos para mejorar su aroma, color o sabor. Que el glutamato es como la nicotina de la comida. Que siempre están en los sitios más a mano de los estantes o junto a la cola de la caja. Provocándonos para que estiremos la mano y bajemos la guardia. Y por último, en su libro asegura que «nos volvemos adictos a los ultraprocesados porque nuestro cerebro nos recompensa» cada vez que les damos un bocado.

El mismo sistema que el ultraprocesado de Eurovisión.