Cuando era niño en agosto pasábamos por Burgos para ir a Laredo a veranear. Veníamos del secarral extremeño y me impresionaba el verde de esta ciudad. Ese fue uno de los motivos que hizo que me viniera aquí a trabajar. Su verde belleza. Ahora lo es aún más. Tocamos a 40 metros cuadrados verdes por habitante. Si el Ayuntamiento nos los diera a cada uno en parcelas nos haría felices a todos. Claro que desde el coche de mis padres no se apreciaba ni el viento ni la temperatura que mantiene tan verde la ciudad. Lo que nos da belleza nos quita calidad. Gracia a eso tampoco tenemos contaminación atmosférica, aunque sí un bosque de molinos rodeando la ciudad que aunque incomoda la vista, genera una enorme cantidad de energía limpia. Verde, ventosa y vieja son tres V de esta bella ciudad que nos sitúan en una posición excelente para alcanzar ese equilibrio que tantas ciudades buscan para apuntarse al objetivo del Green New Deal, y mejor que la mayoría de ciudades de España, incluyendo las que ya están en reconocidas como ciudades sostenibles por la Comisión Europea. Nosotros ya lo somos, aunque nos faltan pequeños detalles, como remendar el carril bici uniendo sus partes, para lo cual basta con una brocha y un bote de pintura, acomodar las dos riberas del río para ir y volver paseando, civilizar el cerro del Castillo para que lo habitemos más, etc. Así, en 2031, Burgos podrá ser Capital Europea de la Cultura.

La cultura de verdad ya no consiste en mirar hacia atrás y reverdecer las glorias del pasado, sino en afrontar el futuro, crear y aumentar la vida, asegurar su calidad y sostenibilidad. La cultura no es el espectáculo mediático que nos divierte, es lo que hacemos en nuestras casas, ciudades, convivencias que trasciende al cosmos. La cultura es cosmética y cosmología. Burgos es una vieja palabra que significa fortaleza, ciudad fortificada a la defensiva, y eso ya lo fuimos. Ahora la fortaleza tiene que ser la de la apertura, la belleza, la sostenibilidad. De Burgos a Vurgreen con uve de verde que se proyecte hacia el futuro, y eso nos dará de verdad prestigio, belleza, salud, riqueza y atractivo. Por cierto, según las estadísticas que he consultado, en los últimos 20 años la velocidad media del viento tiende a disminuir, y la temperatura media a aumentar. Lo que a otros molesta a nosotros nos atalanta la vida.