Rodrigo Burgos

Punto Nemo

Rodrigo Burgos


La próxima cafetera

26/07/2022

En casa de mis padres había una cafetera eléctrica de baquelita. Me crie con este pequeño electrodoméstico siempre presente en nuestra rutina familiar. Cuando finalmente abandoné el nido, allí seguía funcionando perfectamente como el primer día. Que yo recuerde, se le rompió la jarra en alguna ocasión y también tengo la imagen de mi padre cambiándole el cable de corriente. Cada vez que regreso de visita sigue siendo la encargada de hacernos el café por las mañanas o en las sobremesas de los encuentros familiares. Me acordé de ella porque hace unas semanas nos invitaron a una comida en casa de una pareja amiga. Me llamó mucho la atención el dispendio de máquinas cafeteras que exhibían en la encimera de la cocina: de varios modelos de cápsulas, exprés, súper automática, de goteo… Me llevó a pensar en la enorme diferencia que existe entre una generación y la otra. La de nuestros padres rayana en un concepto de valoración material permanente, en la que los objetos se fabricaban y utilizaban con una filosofía de aprovechamiento vital. Primaba la austeridad sobre la comodidad. Y nuestra generación, mucho más superflua en el principio de abstinencia material, que busca el consumo compulsivo de cosas. Ese exceso nos anestesia momentáneamente, pero merma la capacidad de disfrute de las cosas pequeñas.

Cuando se pasa el efecto placebo queremos más, el siguiente modelo de cafetera que salga al mercado. No compro ninguno de los dos comportamientos de consumo, pero sí me quedaría con la parte buena de cada uno. La reflexión austera de pensar en si realmente necesito algo, equilibrada con cómo puede mejorar mi vida si lo compro, y hacerla más feliz. Nuestros gobernantes, impulsores del modelo consumista actual, quienes no pueden presumir precisamente ni de austeros, ni de buscar nuestra felicidad, nos piden ahora que nos apretemos el cinto en septiembre. Suben el precio del dinero para que, hasta donde no seamos capaces de controlar nuestros impulsos consumistas, nos los controle la cuenta corriente. Será en otoño un buen momento para pensar cómo queremos el café, ¿solo o capuchino en tres capas con leche batida?