Vladimir V. Laredo

Petisoperías

Vladimir V. Laredo


Qué lugares

15/07/2020

Aunque sigo siendo un poco reticente, y más visto lo visto en fechas recientes, en las últimas semanas he retomado el contacto con uno de los sectores que más han sufrido el efecto de ya saben ustedes qué, y a la vez uno de los que más rápido han vuelto a ponerse en marcha, o al menos intentarlo. Hablo, claro, de la Hostelería. A poco que me conozcan saben que profeso un amor casi incondicional al Bardeblás. Concretamente, a la última mesa que hay al fondo a la derecha. He vuelto ya en un par de ocasiones desde el desconfinamiento, y al entrar el primer día después de casi cuatro meses, la sensación al saludar a Álex fue de haber estado allí ‘ayer’. Todo distinto, todo igual. Pequeños detalles, no sé si me explico. Alguna tarde antes, me pasé por la fantástica terraza interior del Carmen13, con Juancho al frente y pocos días atrás me reencontré con algunos de mis amigos en el renovado Club Ciclista Burgalés de mi amigo Txutxi.

Pero hoy quiero hablarles de otro lugar, uno que en esta pandemia lo ha pasado peor que los demás. Si son ustedes asiduos a leer las páginas de Local de este diario, seguro que recordarán que ha habido un bar bastante icónico del barrio al que han entrado a robar en dos ocasiones en poco más de un mes. Mientras estaba cerrado por todo esto que ha sucedido. Dos veces. Hablo del Nápoli, adonde voy de vez en cuando, por las tardes, con mis amigos Leo y José María cuando salimos de comprar ‘cosas de frikis’ en Avalon, cercana tienda de cómics y eso, ‘cosas de frikis’, claro. 

Allí suele estar por las tardes, seguramente, la persona más amable que he visto en un comercio de Burgos. Se llama Marina, y cuando te atiende te hace sentir como en casa. Volver el otro día al Nápoli a tomar mi café con leche y dos (sí, dos) sacarinas ha sido para mí un poco como recuperar una porción de aquella normalidad añeja que tanto echamos de menos, esa que no sabemos si llegará alguna vez a volver del todo. Sé que igual suena infantil, pero, al fin y al cabo, estos detalles son los que nos recomponen.

Por supuesto, no debemos bajar la guardia, pero, siempre con las debidas precauciones, recuperar estos pequeños momentos son los que pueden ayudarnos a sobrellevar todo esto.
@VladimirConV