Jesús de la Gándara

La columnita

Jesús de la Gándara


Moreno de mascarilla

02/08/2021

He empezado la mal el día, ¡estoy negro!, cabreado por la situación sanitaria y social del país y la región, de ola en ola y tiro porque me toca... ‘aguantar’. Como médico me sobran motivos para estarlo, como columnista es mi deber denunciarlo y como ciudadano tengo derecho a quejarme. Pero al poco de empezar a trabajar me dije para qué enfadarse si nadie va a cambiar sus malos modos, y menos aún los más culpables, estos jamás reconocen sus defectos o ni siquiera saben que los tienen. Luego lo de estar negro no vale para nada, mejor estar morenazo por tomar el sol. 
En esas andaba cavilando cuando se sienta ante mí una dama de buen ver que me saluda afectiva, morena ella, la melena negra, los ojos negros, ¡qué ojazos negros!, sonrientes tras una negra mascarilla. 
Como me quedara in albis, y ella se percatara, se retiró la vergonzosa y, ¡oh santo cielo el hechizo se deshizo! Como de puro pulcra que fuera la dama no se la quitaba ni en la calle, su cara era como el moreno de agromán o de ciclista, blanca y negra a franjas. Qué decepción, cuánta belleza desperdiciada por un quítate allá esa mascarilla. La dama, advertida del efecto, se excusó como pudo y yo disimule el gesto lo justo para que la careta volviera a su discreta posición y enseguida volvieran a aparecer esos ojos negros, la sonrisa ligera, la melena sedosa y la belleza morena. 
Por lo demás qué decirles para que comprendan ustedes lo que hacemos los sanitarios tras esta mesa de las angustias y desconsuelos, tras este teclado que reparte recetas y consejos a partes iguales, tras esta mascarilla que acentúa la solidaridad tanto como disimula el miedo. Qué hacer para que nuestras mentes y cuerpos sanitarios consigan mantenerse firmes en el esfuerzo, y resistir y no desfallecer. 
Lo que hay que hacer es invitar a sentarse a la ciencia a nuestro lado, y convocar a la humanidad al otro, y sacar pecho y bajar humos, y además estar atentos a esos detalles menudos pero admirables que te cargan las pilas, como que de vez en cuando se sienten ante ti unos ojazos negros, enmarcados por una suave melena negra, y que al quitarse la mascarilla, ese rostro sonriente transmita toda su belleza bronceada sin rastro alguno del moreno de mascarilla.
Que pasen un bello verano y que la salud les acompañe.