Javier Fernández Mardomingo

Cortita y al pie

Javier Fernández Mardomingo


Imbéciles de proximidad

31/03/2023

Se estudia en las facultades de periodismo y se aplica cada día en la prensa. Proximidad. Es uno de los criterios de noticiabilidad para decidir qué es susceptible de convertirse en noticia. Nos preocupa más la guerra de Ucrania que la de Siria porque la sentimos más cerca. No le damos la misma relevancia a un terremoto en Australia que a uno en Italia por la misma razón por la que un atentado en Bagdad tiene menos hueco en los papeles que uno en París. 

La cercanía es un grado, no cabe duda. Para contar noticias y también para contar imbéciles, por eso los identificamos cuanto más cerca están de nosotros. Tendemos con especial ahínco en nuestro país a pensar que estamos rodeados de ellos. Un amigo suele decir que no, que aquí no caben más, que, si un tonto entra por Francia, otro caerá por Cádiz. Creo que tiene razón, pero consuela ver que también hay imbéciles de categoría lejos de nuestras fronteras, aunque estén camuflados en la selvática actualidad a cuenta del citado criterio de proximidad.

Ha pasado en Estados Unidos, en Tallahassee, Talajasi en las películas. Una maestra de nombre Hope enseñó a sus alumnos el gigante perfecto de Miguel Ángel, el David. Se ve que algunos escandalizados se lo contaron a sus padres y éstos forzaron la dimisión de la profesora acusada de fomentar la pornografía entre los muchachos de secundaria.

Muchachos que, seguro, tendrán teléfono móvil y saben de sobra qué es y qué no pornografía. Verán algo parecido a ella en Instagram a diario. Si creen que una de las grandes obras de los tiempos lo es, son imbéciles, no cabe duda. Si no, los imbéciles son sus padres, el resto de cobardes profesores y la dirección del centro que ha presionado a la mujer para que se vaya. Y ya son unos cuantos.

Por fortuna, rodeada de la estupidez más soberana, la señora en cuestión ha recibido una llamada de Florencia, donde duerme el David. Llamada e invitación para recoger un reconocimiento por enseñar a sus alumnos la magnificencia de lo que uno de sus vecinos más ilustres talló con tan suma perfección hace más de 500 años cuando, entonces, Talajasi era campo y nada más. Si al terminar su viaje por la Toscana la buena de la profesora quiere venir a España, bienvenida sea. Nos viene una primavera convulsa y es ahí cuando los imbéciles florecen como los cerezos.