Todo puede quedar visto para sentencia esta noche en la Liga que terminó dos veces, una en marzo y otra en julio. La primera vez que finalizó teníamos a un Madrid inestable (de ganarle al Barça el Clásico a dejarse el liderato con el Betis) y a un Barça aún más inestable, con Setién en lugar de Valverde, con Messi intermitente, Suárez lesionado, Griezmann sin sitio… y los peores números en una década. Y sin embargo, líder. La posibilidad de dejar el campeonato justo ahí fue muy real. Francia, por ejemplo, siguió punto por punto las recomendaciones sanitarias y decidió finiquitar el campeonato por las bravas. También Holanda y Bélgica… pero aquí no podíamos perder todo ese dinero, y cuando digo todo no solo me refiero al de las televisiones y el fútbol, sino al del verano: transmitir imagen de cierta normalidad (este deporte es uno de los mejores embajadores que existen) era fundamental para no espantar a todo el turismo. Fueron criterios sanitarios (muy) mezclados con los económicos, sin duda.

Así que el Barça se quedó sin esa Liga que podía haber conquistado de aplicarse la ley francesa y el Madrid ganará probablemente hoy, pues una victoria le vale, la Liga que ha conquistado siendo infalible tras el parón: por primera vez tendremos al campeón de invierno (jornada 19: el Barça, mismos puntos pero dos goles mejor que el Madrid), al pre-COVID (el Barça, dos puntos más) y al post-confinamiento (el Madrid salvo debacle). Pero no hay que darle más vueltas: ya sabemos cuál es el que vale… Aunque de ser esto una película americana y no una Liga moderadamente seria, algún abogado de ésos que pleitean por tonterías rebuscadas intentaría anular el campeonato por, por ejemplo, haberse terminado de jugar con normas distintas con las que comenzó.