Lo cierto es que la frase de marras, popularizada en los últimos tiempos por el exentrenador del Barça Ronald Koeman, es un recurso inagotable. No solo sirve para resignarse ante la deriva culé, por cierto, el único equipo que ha renunciado a seguir en la Champions tras el bochornoso sorteo del lunes, la Vergüefa, que decimos los madridistas, después de habernos cambiado de mala manera un becerro por un toro en los octavos de final de la competición. «Es lo que hay», también decimos nosotros, es decir, chapuzas, corruptelas y mamoneo, cuando hablamos de la UEFA.

No tendrían, sin embargo, que acogerse a esa sentencia las trabajadoras y los pacientes del hospital San Juan de Dios. El lunes, la auxiliar de enfermería Maite Martínez contaba en Diario de Burgos que todavía están en «shock» y que lucharán por irse «en las mejores condiciones». El martes eran las familias de enfermos ingresados en el centro sanitario del Paseo de la Isla las que denunciaban en el Diario que la Junta y la Orden hospitalaria «están jugando con las familias y los pacientes». Ese mismo día, en Madrid, en la presentación del Informe de Atención al Paciente 2021, la consejera de Sanidad, Verónica Casado, ensalzaba la humanización sanitaria, «que tiene más sentido aún entre los enfermos crónicos». Hermosas palabras, sobre todo cuando vienen de una consejera que también es médica de Atención Primaria. Solo falta convertirlas en hechos. Tener más empatía con esos ciudadanos, enfermos o con parientes ingresados en el San Juan de Dios, que se están enterando del devenir del hospital por los medios. No es tan difícil.

Lo triste es comprobar que el argumento de las primeras líneas de la columna también sirve para las últimas. Y que lo que vale para unos futbolistas también se puede aplicar a los representantes políticos. «Es lo que hay», que triste.