José Ramón Remacha

El mirador diplomático

José Ramón Remacha


Gibraltar sin verja

15/01/2021

Se anuncia la desaparición de la Verja de Gibraltar y dicen que caerá como cayó el Muro de Berlín. Sin embargo, falta ver lo que dice la UE sobre la propuesta hispano inglesa de incorporación de Gibraltar al espacio Schengen. No se sabe. Es una adivinanza cuya solución tiene plazo de seis meses.
Entre tanto, la perspectiva de un Gibraltar sin Verja produce expectación. Es lógico porque habrá en su momento un acercamiento, socio sicológico, entre ambos lados de la Verja. Eso es bueno si llega porque se producirá un bajón en el rechazo llanito hacia España que es muy firme y general. 
Antes de que se suprima la Verja hay que dejar bien claro y sabido que no es un estorbo puesto por España. La pusieron los ingleses en 1908, aprovechando como siempre la debilidad de nuestros gobiernos. La montaron para impedir, según decían, el contrabando practicado con perros matuteros. O sea que alegaron que era un favor, un detalle con España. Soltaban el perro que corría con el alijo hasta el destino que era La línea. El can o los canes dejaban el alijo y volvían a Gibraltar. Luego la Verja se convirtió por la vía de los hechos en supuesto límite o frontera entre ambos espacios. La ventaja no fue que se acabara el contrabando que siguió, sino que Inglaterra dejó de extenderse por el Istmo como venía haciendo durante más de cincuenta años al amparo del buenismo hispano. Si ahora se desmonta la Verja vuelve la ventaja a Gibraltar porque podrá extenderse hasta Sotogrande, Algeciras y Estepona, donde ya tienen intereses económicos los llanitos. 
Todo está en un proyecto de Acuerdo del Reino Unido con la UE, negociado a tres bandas incluida España. No está muy claro, porque todavía falta mucho hasta llegar al texto definitivo. Lo que hay es un Principio de Acuerdo Marco para establecer la libertad de tránsito y constituir «una prosperidad compartida» a ambos lados de la Verja. Suena muy bien, pero tiene muchos puntos complicados de concretar. No se ve en qué consiste la prosperidad compartida más allá del tránsito y de la posibilidad de viajar por todo el espacio Schengen para los gibraltareños, tan británicos como dicen ser.