Jesús de la Gándara

La columnita

Jesús de la Gándara


Sufrir y enfermar

20/02/2023

En Turquía y Siria miles de personas padecerán duelos y secuelas, sufrimientos sin tasa y enfermedades sin tratamiento. Cuando la alarma deje paso al silencio quedará el luto pesado y la enfermedad crónica. Sin alivio uno ni solución la otra, porque no hay terapia para la vida ni medios para tanta enfermedad. Allá y acá sufrimiento y enfermedad son dos condiciones humanas inseparables pero no análogas. El sufrimiento no es una enfermedad, no hay que olvidarlo, pues corremos el riesgo de que cuando sufrimos seamos considerados enfermos pero no tener terapia. Las enfermedades se deben diagnosticar y tratar, pero hay que saber hacerlo y tener recursos, de lo contrario sufriremos aun más por las impericias científicas y las carencias sanitarias. Son premisas básicas de las ciencias de la salud que configuran un complejo entramado de conceptos en el que es fácil perderse si no se tiene el juicio de la ciencia y la brújula de la experiencia: Solo se diagnóstica lo que se sabe. Solo se trata lo que se puede. No conviene afrontar los sufrimientos como si fueran enfermedades. No conviene aliviar las enfermedades como si fueran sufrimientos. No hay que resolver los problemas con terapias para enfermedades. No hay que pedir a las terapias  que resuelvan los problemas. No busquemos soluciones para problemas que no tenemos. Lo que nos hace sufrir no es lo que nos pasa, sino cómo soportamos lo que nos pasa. El sufrimiento convierte los datos en problemas y estos en catástrofes, lo contrario es más difícil, pero más sano y menos doloroso, etc., etc. Son premisas esenciales para la eficiencia de las técnicas sanitarias y la virtud de la ayuda humanitaria.

Pero, qué lío, ¿verdad? Me sorprende que haya llegado leyendo hasta aquí. Un servidor ha tardado decenas de años y miles de libros en orientarse en este laberinto. Cómo pedirle a alguien que enferma o sufre que se plantee estas disquisiciones, si lo que le duele es el cuerpo y lo que sufre es su humanidad entera. Imposible. Pero eso no quita que las personas que tenemos la obligación profesional (sanitarios) o ética (políticos) de hacerlo sepamos distinguir entre sufrimientos y enfermedades, aplicar a unos alivios y a otras terapias, no dejarnos confundir por la bulla mediática o la impericia ignorante. Estas motivan más sufrimientos de los que alivian y causan más enfermedades de las que curan. 

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