Belén Marticorena

Sobreviviendo en la Jungla

Belén Marticorena


Turno de oficio

27/05/2022

Y las cosas siguen igual. Hace ya casi treinta años que me incorporé al Ilustre Colegio de Abogados de Burgos y la cantinela sobre el turno de oficio siempre es la misma. Lamento decir que esto también implica que nuestros representantes a nivel nacional tienen cierta responsabilidad y lo digo porque, con independencia de colores o ideologías, nunca hemos conseguido que se dé el lugar que les corresponde, a esos increíbles letrados que hacen realidad un servicio, tan imprescindible como necesario, para nuestra sociedad.

Los mismos baremos durante décadas, sin aplicación de ninguna subida de IPC, denostados y maltratados por la opinión pública, cuando las encuestas nos colocan de manera reiterada como uno de los mejores servicios gratuitos que existe en nuestro país. Y cuando además, esa gratuidad tan poco aconsejable para casi nada, alcanza directamente a las cuantías ridículas que se abonan por el trabajo y esfuerzo diario de miles de letrados. Lo digo, porque me consta que en un procedimiento judicial que puede durar años, el letrado recibe tarde, mal y nunca, una cuantía que en la mayoría de las ocasiones no llega ni para cubrir las fotocopias o llamadas realizadas, mucho menos, las actuaciones judiciales en sí mismas. Es evidente que ningún profesional está en este servicio por el interés económico, siempre se ha tratado de una labor social, y debo reconocer que mi experiencia personal ha sido durante muchos años enriquecedora. Si bien, en los últimos tiempos y mientras estamos saliendo de esta pandemia, cada guardia y cada nuevo asunto, al menos en mi caso, se estaba tornando complicado y peligroso, con un nuevo tipo de cliente que en algunos casos, ha perdido el respeto total por todo aquello que la sociedad le proporciona de manera gratuita y donde, el resarcimiento económico rápido y el abuso del sistema se está profesionalizando.

A finales del 2021 me bajé de este autobús que en otros tiempos me encantaba; espero que mis valientes e increíbles compañeros sigan en la lucha con la misma ilusión y ánimo que a mí ya me falta. Y tal vez, dentro de algunos años, me vuelva a entrar de nuevo el gusanillo y me incorpore otra vez a las trincheras.

ARCHIVADO EN: IPC, Plaza Mayor, Pandemia