María Jesús Jabato

Señales de vida

María Jesús Jabato


Animales de compañía

18/06/2021

Tenemos nueva ordenanza municipal a la vista que reglamentará la protección y tenencia responsable de animales de compañía. El texto prevé multas a los dueños de perros si no limpian inmediatamente los orines vertidos sobre el mobiliario urbano, edificaciones, aceras o cualquier otro elemento urbano. Ya los estamos viendo convertidos en operarios del servicio de aseo público, con sus bolsas de plástico y su botellita de agua con salfumán para limpiar varias veces al día lo que varias veces al día mancha el perro, que es constante ejerciendo lo que Galdós, referido a los niños, llama sus funcioncitas. Si durante siglos de caza y pastoreo el perro ha servido al hombre, ahora es el hombre el que sirve al perro, que va dejando fluido rastro de su canino devenir allá donde buenamente pilla. La ordenanza también va a prohibir tener más de cinco animalitos, porque es sabido que no se llevan las familias numerosas, que eran cosa franquista, y el Gobierno prepara una ley de diversidad familiar que considerará tales a un progenitor con dos hijos, que ya es hablar en plural. Cinco perros son muchos perros, muchas bolsas para excrementos y muchas botellitas de agua con salfumán, y cinco gatos deslizándose misteriosamente por la casa son altamente inquietantes; se vio hace unas semanas, cuando hallaron en Madrid a una mujer cuyo cadáver se lo estaban comiendo sus gatos. Desde hace cuatrocientos años lo viene advirtiendo Sebastián de Covarrubias: con ser tan casero, el gato jamás se domestica; es de calidad y hechura de tigre. ¡Ay!, si leyéramos más… Pero donde la ordenanza echa el resto en dureza es en el maltrato físico y psicológico a los animales. Hasta treinta mil euros de multa. Menos mal que el hombre no es sospechoso de animadversión al perro y hasta lo ha elevado a los altares junto a San Roque, pero abandonarlo en la perrera, aunque sea en la de novecientos mil euros largos que va a construir el alcalde De la Rosa, es maltrato psicológico, porque puede morir de pena. Tomemos nota; hay que respetar a los animales y no desahogarse con ellos a cantazos, aunque dijera Umbral que los perros son necesarios para desahogar la cólera del español, porque si no los hubiera, la pedrada que le tiramos al perro se la tiraríamos al compatriota. Y en estas andamos.
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