Esther Alonso

Ser o Tener

Esther Alonso


Pigmalión

02/11/2022

El efecto Pigmalión pone de manifiesto que las creencias, opiniones y expectativas positivas que el entorno proyecta sobre un sujeto, generan que esa persona determinada mejore su nivel de rendimiento tanto en el área educativa como en la laboral o social.

Este efecto, analizado por la psicología moderna, demuestra cómo, por ejemplo, a nivel escolar o académico, niños y jóvenes elevan sus resultados cuando se les trasmite confianza suficiente para hacerles creer en sus propias capacidades. O a nivel laboral, trabajadores con rendimientos muy bajos incrementan su eficiencia. Un refuerzo positivo que, a la larga, además de beneficiar al propio individuo, genera un impacto determinante y pragmático en la comunidad.

Si fuera socióloga me gustaría incluir a Burgos en un estudio piloto sobre cómo el efecto Pigmalión podría proyectarse en la colectividad, analizando cómo sería este territorio, si, por ejemplo, la provincia contara con el refuerzo positivo de la Junta de Castilla y León y del Gobierno central, una suerte de motivación que nos hiciera sentir que 'somos la leche', al más puro estilo vasco, pero sin serlo. Un subidón de autoestima del tipo 'porque yo lo valgo', acuñado por L´Oreal, al más puro estilo fashion week, pero sin ser modelos. Un alegrón con cava, al más puro estilo Gordo de la Lotería de Navidad, pero desde la pedrea. En definitiva, una ilusión potenciada y sostenida por unos presupuestos públicos en los que aparezcan reflejados viejos proyectos pendientes, pero, sobre todo, otros inéditos, igual de ambiciosos pero que abran a Burgos hacia nuevos porvenires.

Uno de esas ilusiones que bien podría servir para elevar la autoestima ciudadana, sería la elección de la Universidad de Burgos como campus para implantar el grado de Medicina, una iniciativa que ha cogido impulso desde las organizaciones civiles y administraciones locales de Burgos y que, de no producirse, no solo no sería entendido por los burgaleses, como bien ha afirmado el rector, sino que nos volvería a sumir a los de aquí en el eterno suspenso, aumentando el desapego y la frustración del buen alumno desmotivado, harto de escuchar de padres y profes los mismos mensajes de siempre.