Antonio Pérez Henares

LA MAREA

Antonio Pérez Henares

Escritor y periodista. Analista político


La tonta tridimensional

20/04/2021

Iba a titularlo con el neutro y globalizador "tonto", como se hizo con aquel maravilloso premio, "El tonto contemporáneo", que no recuerdo que ganara ninguna mujer, pero en este caso hay que reconocer, en justicia y puridad, que sería impropio no otorgar los méritos y la gloria del descubrimiento a Irene Montero y poner el "la" como escudo, blasón y primogenitura de su nombramiento como "tonta tridimensional". Por la a, por la o y por la e. Tonta por las tres.

Su intervención sobre la azotea, en el cielo asaltado por su verborrea de Madrid, ha de pasar, junto a las gavillas hacinadas de sus esplendorosas aportaciones a nuestra lengua universal, como tesis " cum laude" de las agresiones, degradación y vituperio al que se ha sometido al idioma en el que se hoy se comunican 600 millones de personas. En el que están escritos El cantar de Mio Cid, los versos de Garcilaso, Quevedo, Rosalía y Hernández, el Quijote, Los pazos de Ulloa y Cien años de Soledad por señalar unos cuantos "desperdicios"al entender de esta prójima .

La susodicha haciendo una exhibición de la más atrevida ignorancia y la más soberbia memez se lanzó a la conjugación del disparate multiplicando por tres toda palabra que se le pusiera a tiro de su sandez : "todos,todas, todes/ escudado, escuchada, escuchade/ uno, una, une/ hijo/hija,hije/ niño/niña/niñe. Algunos declinados por dos veces además.

Para que comprueban la letalidad del asunto les ruego que acomoden a tal lenguaje, que han bautizado como inclusivo, cualquier conversación o escrito o ya puestos los poemas de Miguel Hernández "Vientos del pueblo" o "Andaluces de Jaén" y luego ya si eso me lo cuentan.

En semejante gilipollez, dicho en el más claro y preciso castellano, es en lo que se pretende adoctrinarnos y que aceptemos como progreso, feminismo e igualdad. Es el nuevo mandamiento de obligado cumplimiento de la "progrecracia". Porque desgraciadamente ya otros nos los hemos tragado. Oír hablar y no solo a ella sino a los de su tropa, pero también a sus colegas del gobierno y hasta a mucha recua política en general, se ha convertido en una tortura sistemática de nuestra hermosa y cada vez más pisoteada lengua, en un atentado contra nuestros oídos y en un despilfarro además. Pues ya no es otra cosa el multiplicar por tres y en cada ocasión la conjugación, cuando desde siempre nos ha bastado con una y nos hemos entendido divinamente.

Le han puesto lo de inclusivo para la cosa de que cuele y suene bien pero lo que es en verdad es sencillamente un aberrante degradación de la lengua. Ante ella, me niego, me rebelo e incito pública y descaradamente la rebelión más absoluta. No pienso ni hablar ni escribir en "inclusivo". Yo hablo y escribo en castellano, español en el mundo. Es mi derecho y deber, reconocido incluso en la Constitución, el hacerlo y al tener el oficio de escribidor es, por más, mi obligación el intentar hacerlo bien. Y debía ser, estimo, el de nuestros representantes.

Así que para empezar por algo empiezo por la última palabra del párrafo anterior y lo mismo que me niego a decir "representanta", me niego a llamar "presidenta" o "vicepresidenta" aunque me lo exija Carmen Calvo, porque no tiene derecho a exigirme que patee mi lengua, que es la suya y universal y que, encima, es mi herramienta creativa y laboral. Le llamare si lo quiere "excelentísima señora vicepresidente" pero a imponerme que la llame "vicepresidenta", no. Su capricho no está por encima de la gramática, por muy excelentísima que sea coyunturalmente. Un participio es un participio y merece un respeto. No voy a decir "cantanta" ni "oyenta" ni "ponenta" . Además de por respeto al participio, porque me chirrían al cerebro y al oído.

La tiranía cursi que nos pretenden imponer por tantos lados ha escogido el idioma como una de sus presas favoritas. Cada vez hay más emperre en descuartizarlo, como intentantan con tantas cosas, Nación incluida. Ha llegado de poner pies en pared y de colocar al disparate y a quienes los propalan en el lugar que les corresponde. Sin cortarse un pelo. A la tontuna y a la tonta tridimensional para ir empezando.