Fernando Aller

DESDE EL ALA OESTE

Fernando Aller

Periodista


Traiciones

27/11/2020

En política los designios son tan inescrutables como los de Dios en boca de San Pablo. Así que el actual rifirrafe entre los socios de Gobierno se presta a tantas interpretaciones como posicione interesadas entran en juego. La única realidad es que Pablo Iglesias y Pedro Sánchez están obligados, en atención a los intereses partidistas de cada uno, a escenificar enfrentamientos que les distinga ante sus respectivos electorados, sobre todo porque una parte de los votos de ambos comparten el mismo caladero. La cuestión importante es conocer las fuerzas propias, que es tanto como asegurarse los apoyos necesarios para el supuesto de que la cuerda acabe rompiéndose. Algo tan importante como saber elegir el momento y el motivo de la ruptura, inevitable antes del próximo llamamiento a las urnas. Es cierto que no será algo inmediato, ni mucho menos, pero entre tanto es necesario ir sumando iniciativas, tomar la delantera en esos asuntos que no resuelven la vida de la mayoría de los ciudadanos pero que pueden transmitir la peligrosa imagen del otrora líder convertido en seguidor pánfilo. Ejemplo claro es la desaparición de Alberto Garzón, engullido por Pablo Iglesias y sin capacidad ya para recuperar voz propia.
Sabido es que el presidente del Gobierno no duerme tranquilo, según confesión propia, y más desde que las sospechas se han convertido en pruebas fehacientes de que se las juega con un traidor. La enmienda a los presupuestos sobre el asunto de los desahucios, presentada con alevosía y ocultación por el vicepresidente contra el Gobierno del que forma parte, atropella el margen de la deslealtad y entra en el terreno de la traición. Así que Pedro Sánchez estará buscando socios alternativos, fiables no existen, para el momento de dar el golpe sobre la mesa (del Consejo de Ministros). Pablo Iglesias debería andarse con más cuidado y no tensionar mucho la cuerda. El chico es bastante pagado de sí mismo, pero no tanto como para no reconocer que ahora es el punto débil del matrimonio de conveniencia. Pedro Sánchez suma apoyos, ha sabido aislar al tándem PP-Vox, y su reto es compartir con la opinión pública la necesidad de dormir todos más tranquilos.