Esther Alonso

Ser o Tener

Esther Alonso


Caperucita

25/06/2020

Como un pliegue en el tiempo, el cuento no deja de repetirse en bucle de generación en generación desde que Charles Perrault lo escribiera en el siglo XVII:  - ¿A dónde vas Caperucita? Preguntó el lobo. -A casa de mi abuelita. Contestó la niña, parlanchina, mientras recogía flores de la linde del sendero.
La narración del clásico infantil francés ha logrado adaptarse de una u otra forma a todas las épocas y, en ésta, no se me ha ocurrido una parábola más acertada para insistir, una vez más, en la imprescindible aportación de los abuelos a la conciliación de la vida laboral y familiar, aún a riesgo de que, durante este verano, y en lo que ha durado este anormal curso escolar, se les metiera en casa el temido lobo feroz: el coronavirus. 
Abuelos y nietos, los dos cabos de una misma cuerda de vulnerabilidad, vuelven a convivir ante la dificultad de muchos padres para conciliar, una vez que con el estado de alarma el teletrabajo ha llegado a su fin. 
Sin cestitas, pero con mascarillas, las mañanas vuelven estos días a llenarse de caperucitas ante la incapacidad del sistema de ofrecer soluciones reales a un problema que no es nuevo, el de la conciliación, pero que con la crisis sanitaria no ha hecho más que agravarse. Mientras se sucede el trasiego, justo antes de la hora punta de entrada al trabajo, en la radio, la televisión y el periódico se leen y escuchan otros cuentos, el de aquellos que se rasgan las vestiduras asegurando que en este gran país que es España, la familia es lo primero, nuestros mayores están bien protegidos y nuestros niños…, en fin…, nuestros niños son para ellos lo más importante del listado de lo más importante.
Me gustaría creer… De verdad que me gustaría confiar en que la propuesta de ‘pacto nacional por los cuidados’ o la Ley de Tiempo Corresponsable que hace justo una semana anunció en la Mesa de la Reconstrucción del Congreso la ministra de Igualdad será una solución para la conciliación, pero mucho me temo que, al contario que pasó en el cuento de Perrault, este cazador que viene al rescate supondrá un nuevo tiro en el pie de madrecitas, abuelitas y caperucitas…